Ley del mínimo esfuerzo

El Villarreal coge aire. Y lo hizo mostrando su versión más gris, pero a la vez más efectiva, apelando a la ley del mínimo esfuerzo. Tras cinco jornadas sin conocer el triunfo, con el 'Tourmalet' de por medio, el Submarino necesitaba una alegría para seguir enganchado a los puestos de privilegio. Y llegó a costa de un Mallorca que se hunde en la tabla y que, a este paso, va a tener que mejorar mucho en la segunda vuelta para escapar del descenso a Segunda División.

Los dos equipos se presentaban con urgencias en El Madrigal. Los de Pellegrini lo intentaron de inicio, con Senna y Cazorla al mando. Fútbol de toque y preciosista, la fórmula de este Villarreal. Pero esa apuesta apenas duró 20 minutos, lo que tardó Manzano en ordenar encimar a los dos futbolistas que, en estos momentos, pueden marcar las diferencias en el Submarino. Ahí empezaron a ahogarse los amarillos, que tampoco necesitaban mucho más para acercarse al área de Aouate. En el Mallorca, Aduriz era un islote en la punta de ataque, perjudicado también por la decisión de Manzano de colocar a Varela en la banda izquierda. El sopor se empezaba a instalar en la gélidas gradas de El Madrigal (es difícil encontrar un campo de Primera en el que se pueda escuchar con tanta nitidez lo que dicen los jugadores) hasta que el encuentro se resolvió en cuatro minutos.

De la nada, Capdevila firmó el 1-0 en un saque de esquina. Primer castigo a la indolencia visitante. El segundo llegó con un penalti innecesario de Ramis sobre Cazorla. Rossi no erró desde los 11 metros, pero hasta la celebración fue fría. Nadie parecía disfrutar sobre el terreno de juego.

Con el 2-0, Manzano no tuvo más remedio que ser un poco más ofensivo y colocar a Webó al lado de Aduriz. Pero ni por ésas. El Mallorca se acercó algo más en el segundo acto, pero al igual que había ocurrido en el primero, siempre emergió la figura de un solvente Diego López. Con ventaja en el marcador y la tranquilidad de tener enfrente a un rival que no inquietaba, el Villarreal pasó relajado una segunda mitad en la que los amarillos parecían pensar únicamente en que pasaran los minutos. Era como si todo su fútbol, todas sus ganas y esfuerzo se hubieran quedado en el espectacular derbi contra el Valencia. Sólo Rossi inquietó en un par de acciones a Aouate. Muy poco para un Submarino que deberá exigirse mucho más en esta segunda vuelta que arrancará la próxima jornada si quiere pelear por seguir arriba porque sus rivales, salvo ayer el Valencia, no están fallando. Peor pinta tiene aún este Mallorca. Mateo Alemany tomó nota del trabajo que tiene por delante. Y no estaría nada mal que le trajera algún regalo a Manzano en este mercado invernal.