Segundo acto, mismo final

El Sporting volvió a ganar al Valladolid, cuatro días después del triunfo en Copa el miércoles, en un partido que pudo acabar con un marcador contundente, aunque un despiste en el tramo final del encuentro complicó las cosas a los gijoneses.

El partido se inició con demasiados temores entre los dos equipos, que pecaban de una excesiva circulación del balón en sus defensas y sin ninguna profundidad. El juego era tenso y poco lucido, hasta que la zaga pucelana se confió en un buen servicio de Diego Castro que sorprendió a los centrales, para que Barral y Carmelo culminaran la jugada con el primer gol. Con el marcador a favor, el conjunto de Preciado ganaba en serenidad, mientras que el Valladolid sólo inquietaba por medio de Sesma, pero carecía de apoyos ante la fogosidad de Sastre.

Al Valladolid se le puso el encuentro más cuesta arriba con la expulsión del veterano Marcos, quien, con una tarjeta, hizo una falta innecesaria en el medio del campo sobre Barral. Mendilibar hizo un carrusel de cambios para pasar a Iñaki Bea a la banda izquierda, retrasar a Canobbio el centro del campo, con Víctor en una posición de enganche, sin ningún delantero específico. También retrasó a Álvaro Rubio al centro de la zaga, pero mal le salió la variante al técnico vasco, porque el nuevo central se vio sorprendido por Carmelo en la jugada en la que Barral marcó el segundo tanto.

Mendilibar racionalizó el sistema defensivo para poner a cada jugador en su sitio, al dar entrada a Óscar Sánchez y prescindir del desdibujado Víctor. El objetivo del técnico pucelano era no irse al descanso con otros tres, como le pasó el pasado miércoles en la Copa.

En el descanso entró Goitom por Canobbio, de los pocos que le daba cierto sentido al balón en el Valladolid. La presencia del sueco era para buscar opciones de remate, lo que tenía difícil ante Iván Hernández y Neru, muy superiores en el juego aéreo.

Villar, salvador.

El equipo gijonés pudo sentenciar el partido, ya que el nuevo dibujo de Mendilibar, que obligaba a asumir riesgos defensivos, facilitó los contraataques del conjunto de Preciado. Sin embargo, los gijoneses tropezaron con Justo Villar, el mejor jugador de los pucelanos, que fue quien evitó que el marcador llegara a tener una diferencia más amplia. También influía que los rojiblancos escogieron más la floritura como finalización de la jugada. La búsqueda de los adornos provocó que se fallaran pases cantados para haber obtenido la goleada de la temporada.

El Valladolid, con la presencia de Aguirre, más explosivo, y con más participación de Vivar Dorado y Sesma, buscó la fórmula de acortar distancias, a la vez que asumía riesgos defensivos. Pero tardó el conjunto de Mendilibar, porque el primer lanzamiento a la portería gijonesa se produjo a los 77 minutos de partido, con un disparo alto de Goitom. Sergio Sánchez tenía una tarde muy tranquila, por la falta de eficacia de los visitantes para buscar y encontrar su portería.

Con el partido virtualmente sentenciado, Preciado dio paso a los cambios, para que los artistas más destacados de la función se llevaran el aplauso de la grada, caso de Barral y Carmelo, otra vez letales como en el partido de Copa. Sin embargo, a tres minutos del final, García Calvo, con sentido de la anticipación, marcó el tanto pucelano y abrió el partido. Fue una falta vertical, bien lanzada por Álvaro Rubio, en el único error de la zaga gijonesa en todo el partido. El desconcierto estaba servido.

En los últimos minutos, los rojiblancos fueron más contundentes en los despejes ante el acoso embarullado de los vallisoletanos, porque la mínima diferencia recomendaba tener el balón alejado de la parcela de Sergio Sánchez. No hubiera sido justo otro resultado, porque el conjunto de Preciado hizo méritos para ganar por mayor diferencia a un Valladolid que decepcionó en esta nueva visita a El Molinón, donde hacía 14 años que no perdía. Además, este triunfo sirve al Sporting para superar al Oviedo en la clasificación histórica de la Liga de Primera.

El detalle. Prosinecki, en el palco.

Robert Prosinecki, técnico de la Federación de Fútbol de Croacia, presenció el encuentro desde el palco. El ex jugador balcánico siguió el juego del delantero Mate Bilic, quien será convocado pro primera vez a la selección absoluta de su país, para el partido que jugará en el mes de febrero contra Rumanía.