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Liga Adelante | Hércules 1 - Alicante 2

Azkoitia pintó el derbi de naranja

El Alicante fue superior a un Hércules congelado. Los de Granero plasmaron sobre el césped un planteamiento perfecto. Gol legal anulado a Sendoa.

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<b>IMPOTENTES. </b>Tote y Delibasic salieron derrotados de la lucha con los tres centrales del Alicante. En la imagen, los dos delanteros blanquiazules luchan con Ricardo Cavas.
IMPOTENTES. Tote y Delibasic salieron derrotados de la lucha con los tres centrales del Alicante. En la imagen, los dos delanteros blanquiazules luchan con Ricardo Cavas.

De mandarina sin zumo a naranja mecánica. El Alicante aprovechó la chispa del derbi (Granero dixit) y maniató a un Hércules que llegaba de gallito y se fue pensando por qué demonios este equipo que vistió ayer de naranja le pasó por encima cuando en campos de otros rivales por el ascenso cayó con estrépito al mínimo soplido. El Alicante cimentó su reparadora victoria en la fe que tuvo en el sorpresivo planteamiento que diseñó Granero. Siempre con diez hombres por detrás del balón, los celestes anularon las fuentes de creación de juego blanquiazules. Farinós y Tote se cegaron con la maraña de camisetas naranjas que se agitaban como no lo habían hecho en toda la temporada. "¡Hay tropecientos!", gritó una señora de Tribuna Alta. No, señora. Hay once pero se mueven como un ejército de lagartijas al mismo son. Al son de Jorge Azkoitia, que tiró de coraje y oficio y se merendó a dos que tampoco adolecen de experiencia y don de mando: Aguilar y Farinós.

Al Hércules, en cambio, le pesó todo: el frío, el planteamiento de Granero, el gol psicológico de Azkoitia, la presión del Rico Pérez... Nunca generó juego, abusó del balón largo y cuando entendió que lo mejor era volver al guión de siempre, a Tote ya se le habían congelado los tobillos, a Deli se le había acabado la gasolina y los hombres de banda exhibieron un nivel más propio de un aspirante a la permanencia que el de un candidato al ascenso a Primera.

El derbi arrancó con brío, ritmo y ocasiones. La primera fue para Sendoa que ganó la espalda a la línea de cinco defensas y se plantó solo ante Unanua. El vasco marcó con un toque sutil pero el asistente se quedó inmóvil señalando fuera de juego. No era. Fue el primer y único error grave de González González. Un instante después del tanto mal anulado a Sendoa, Ismael centró desde la derecha y Azkoitia metió la puntita. Calatayud salvó con el pie.

No fue un espejismo el primer balón largo que acabó en gol anulado a Sendoa. El Hércules utilizó el pase largo como antídoto al entramado defensivo de Granero. Pero Deli no podía con las tres torres naranjas. El Alicante parecía haber encontrado en media hora lo que no había hecho en casi una vuelta completa: un estilo de juego, un guión. La pauta a seguir no es que fuera demasiado ambiciosa, más bien rácana. Pero visto lo visto, quizás sea ésta la fórmula que puede mantener con vida a los celestes el máximo tiempo posible.

El Hércules, que llegaba al derbi con más lustre, se ahogaba una y otra vez contra el muro made in Granero. Farinós la veía pasar por arriba y Tote, cuando le caía algún balón, no estaba lo suficiente fino para crear algo potable para Deli y Taborda, que entró en la segunda mitad. Así, la primera ocasión de peligro local llegó en jugada ensayada. Farinós botó una falta al segundo palo, César prolongó y Sendoa, a placer, mandó el balón a las manos de Unanua. El Alicante ni se inmutó y siguió a lo suyo. Y encima obtuvo premio a su buen planteamiento en el momento más fatídico para el Hércules. En el 44', Catalá centró un balón al segundo palo y Pedro la devolvió al punto de penalti. Allí estaba Sergio que, en lugar de despejar, se la puso a la cabeza de Azkoitia. El titán celeste no desaprovechó el regalo.

En la reanudación, el Hércules arrancó con la conciencia intranquila pero con la confianza de que le daba tiempo a la remontada. Aguilar, en una jugada calcada al gol del Alicante, ponía la igualada y parecía que había derrocado uno de los pilares de la fortaleza celeste. Por un instante, pareció que la victoria blanquiazul iba a ser coser y cantar. Sin embargo, el desenlace del derbi llegó dos minutos después. Malo no hizo honor a su apellido, se marchó de Sendoa y la puso al corazón del área pequeña. Allí apareció Catalá entre los defensas blanquiazules y con fe, mucha fe, metió la bota para el 1-2. Fue la muerte del Hércules. El Quesito (ayer Gouda) se venía abajo. El Hércules insistió en la remontada con más corazón que acierto pero fue Béjar el que tuvo el 1-3 con un disparo al larguero. El derbi ya tenía color: el naranja.