Liga BBVA | Osasuna 2 - Barcelona 3
Fenómeno Messi
Partido vibrante con alternativa en el marcador. Osasuna, por medio de Flaño y Pandiani, remontó el gol de Eto'o, pero Xavi y Messi, con un golazo, dieron la victoria al Barcelona. Los de Camacho se borraron del campo en la primera mitad.
Vital. Así puede describirse la victoria del Barcelona esta noche en el Reyno de Navarra. No por inesperada, que lo era, sino por la forma de producirse. Después de una primera parte de libro, en la que literalmente sólo existió un equipo sobre el césped, el Barcelona vio como Osasuna le remontaba en diez minutos. Misión casi imposible era la victoria, pero el equipo de Guardiola dio un nuevo zarpazo a la Liga demostrando que no se le puede dar por muerto ni aún estando bajo tierra. Y más teniendo en sus filas a un genio para el que se agotan los calificativos y que se llama Lionel Messi. La imagen de los jugadores azulgrana celebrando la victoria como si se tratara de un título dice mucho de la importancia de estos tres puntos.
La primera mitad del encuentro fue un monólogo culé de los que hacía tiempo no se veían. Habla Guardiola de que su portentosa criatura, este Barça que practica un fútbol celestial, tendrá tarde o temprano un bache. Si el lo dice, y tratándose de Pep, apuesto por lo que él diga, pero se hace difícil creer sus palabras después de ver lo acontecido en los primeros 45 minutos sobre el césped del Reyno, donde el Barcelona fue rey, amo y señor.
El dato de la posesión podría bastar para describir la exhibición blaugrana, pero podría ser confusa. Hay formas y formas de tener un 70% de posesión, y las formas de este Barcelona son caballerescas, de un perfecto gentleman. Sutil y delicado, pero rudo cuando hay que defender el honor propio. Este Barça sabe que no siempre se puede coger lo que uno desea por las buenas, hay que dar rodeos, y su mayor virtud es tener la paciencia necesaria. Mueve el cuero al ritmo que Xavi determina, con Busquets y Keita como escuderos, y no para de hacerlo a una velocidad que no da un respiro al rival. Es curioso, pero ante el Barcelona todos los rivales salen como motos, a comerse el balón, el campo y hasta el estadio, pero terminan desesperados y exhaustos de tanto correr tras el cuero.
El Osasuna de hoy no fue una excepción, salió a morder. Tanto que Pandiani estuvo a punto de mandar a la enfermería a Sergio Busquets tras un gran detalle del canterano, al que cada día se le pega algo más de ese saber estar de los mayores. Osasuna, decíamos, fue viéndose obligado a ceder el terreno a las ordas enemigas, hasta el punto de que hasta el minuto 40 de la primera parte no había realizado un solo lanzamiento, ni dentro ni fuera. Ni si quiera a balón parado pudieron los de Camacho sacar algún provecho.
Aún así, el entramado defensivo de los pamplonicas estaba dando resultado. Las ocasiones 'culés' llegaban poco a poco, como era de esperar, pero Osasuna veía con esperanza como su feudo se mantenía inexpugnable con el paso de los minutos. Henry pudo adelantar a los suyos tras dejar sentado a su par dentro del área, pero se estrelló con el cuerpo de Roberto. Pero era Messi la gran amenaza. El gran Messi, a día de hoy el mejor jugador del mundo sin discusión posible. El argentino estaba siempre presente en el juego ofensivo de su equipo, y siempre que tenía el balón se sabía que podía pasar algo. Nos dejó otra de esas jugadas que merecen contar como un gol aunque no terminen en las redes de la portería rival cuando, a una velocidad descomunal, dejó atrás a dos defensas y estrelló el balón en el palo de la portería de Roberto.
Sólo le faltaba el gol al Barça, y hasta eso lo consiguió en el mejor momento, como si estuviera todo planeado. Cuando prácticamente se cumplía el tiempo apareció el pichichi Eto'o, casi desapercibido hasta entonces, para desequilibrar el encuentro. El camerunés recibió en la frontal un pase de Messi, y con un disparo seco y ajustado dejó helado a la parroquia local.
El partido se vuelve loco
Osasuna había mostrado demasiado poco hasta el momento. Aunque sólo fuera por aquello de jugar en casa, Camacho sabía que su equipo tenía que dar mucho más de si, y dio entrada a Josetxo y Portillo. Los cambios surtieron efecto casi de inmediato. Osasuna ganó en ambición y comenzó a rondar el área de Valdés.
Por supuesto, la amenaza de un segundo tanto del Barcelona seguía existiendo. De hecho a punto estuvo Henry de rubricarlo antes del cuarto de hora, pero se encontró con Roberto. Pero los jabatos de Camacho no se dejaron amedrentar y con el paso de los minutos fueron creyendo en sus posibilidades. Tenían menos armas que el rival, pero igual de efectivas si eran bien empleadas, hasta que la fe se convirtió en hechos en el minuto 63, en un corner sacado por Portillo y rematado por Flaño para hacer el empate. Un júbilo desbordado inundaba las gradas del Reyno. A tenor de lo visto anteriormente este empate era casi un milagro y digno de celebración.
El Barcelona se desesperaba por minutos. La impotencia de ver como se escapaba de las manos un encuentro que estaba más que controlado. Los hombres de Guardiola, que reaccionó de inmediato dando entrada a Iniesta por Henry, se fueron del partido y se perdieron en riñas innecesarias y contraproducentes. El ejemplo que mejor lo resume es una jugada en la que Messi deja de jugar cuando Busquets está en el suelo tras una dura entrada de Josetxo. Los jugadores de Osasuna siguen con la jugada, que termina sin consecuencias, pero con la correspondiente bronca. Más tarde se repitió la situación a la inversa, con las mismas consecuencias, lo que pone de manifiesto la necesidad de que alguien ponga orden en estas acciones.
Peor volviendo al juego, Osasuna, gracias al apoyo de su público, estaba totalmente crecido. Cada pérdida de balón azulgrana se convertía en una contra peligrosa para el marco de Valdés, hasta que los locales finalmente aprovecharon el momento. Corría el minuto 73, cuando Pandiani recibió el balón dentro del área tras una gran jugada de equipo y daba adelantaba a los 'rojillos'.
Tan sorprendente como cierto. Osasuna había dado la vuelta al encuentro. Guardiola daba entrada en esta ocasión a Bojan. Quedaban quince minutos para lograr la machada. El encuentro estaba precioso, con los dos conjuntos lanzados a por la victoria, y mejor se puso cuando Xavi, a diez del final, devolvía las tablas al electrónico tras rematar de primeras un pase de Alves desde dentro del área. El gran cerebro a punto estuvo de lesionarse en la jugada, aunque finalmente la cosa no fue a mayores.
Cualquiera de los dos podía llevarse la victoria, aunque el último mazazo había dejado a Osasuna tocado tras la gran gesta de levantar un marcador en contra este Barcelona. Y entonces apareció el genio. Lionel Messi se encuentra con un balón recuperado en las inmediaciones del área rival, se da la vuelta, se perfila y suelta un zurdazo letal por el efecto que hace que el balón se aleje de Roberto según se acerca a portería. Simplemente impresionante.
El Barcelona no quiso saber nada más del encuentro a partir de ahí. Bastantes sorpresas había tenido ya. Trató de mantener la posesión y dejar correr el reloj. Incluso pudo sentenciar casi sobre el tiempo, con un remate de Bojan que una vez más Roberto envió a córner. Finalmente Osasuna había gastado ya todos sus cartuchos. Los barcelonistas celebraron el triunfo de manera especial, como se merecía. Más moral para un equipo que de eso anda sobrado.