David hizo de Usain Bolt

Nueve segundos, como si de una cuenta atrás se tratase, tardó David Rodríguez en dinamitar un tostón de partido y convertirlo en un carrusel de emociones y buen fútbol.

Porque de la primera parte es mejor ni hablar. Horrible, tediosa, con el mismo ritmo que una película iraní. Solventémosla en tres pinceladas. Una: los tres futbolistas de corte por excelencia en el Celta (Peña, Rubén y Rosada) terminaron con tarjeta, con el peligro que eso conlleva. Dos: el Taborda de ayer no era ese torpe que parecía en el Deportivo y ya empezaba a hacer trabajar a Notario. Y tres: A Miranda Torres ya se le notaba que le iba grande el partido. El resto, si me permiten, vamos a olvidarlo.

Sin embargo, tras el descanso todo cambió. David necesitó el mismo tiempo para batir a Calatayud que Usain Bolt empleó en pulverizar el récord del mundo de los 100 metros en Pekín. Fue visto y no visto. Saque de centro, balón largo de Rubén, ligero toque de cabeza de Dinei y el ex del Salamanca cruza a las redes.

Fue el pistoletazo de salida para el desmelene del Celta. Los de Murcia firmaron quince minutos espléndidos ante la estupefacción del Hércules, que no esperaba ese cambio de ritmo. Óscar Díaz marcó el segundo a pase de Dinei y el conjunto alicantino al unísono reclamó falta del brasileño a Expósito en un forcejeo previo a la asistencia.

¿Hay falta? Existe contacto, pero es leve. Les preguntaría lo siguiente: Si Expósito fuese el delantero en esa acción, ¿pitarían penalti? Si la respuesta es sí, entonces habrá que admitir que el gol no debió subir al marcador. Personalmente, no lo tengo muy claro.

Dominio visitante.

El Celta incluso pudo marcar el 3-0, pero Rosada desde la frontal demostró que le va tan poco disparar a puerta como regresar de vacaciones a su hora. El lanzamiento del argentino marcó el final del dominio celeste y abrió una fase de clara mejoría visitante.

El Hércules realizó una media hora final inmensa, exquisita y, posiblemente, merecedora de mejor premio. Un equipo al que mueven Farinós y Abel Aguilar no puede jugar mal. Nunca rifaron un balón, siempre buscaron un modo elegante de llegar al área y eso que tenían al gigante Taborda.

El gol de Rubén Navarro no hizo más que espolear al Hércules. Buen remate del ariete y muy mal en defensa el Celta, que no supo frenar un saque de banda. A partir de ahí, Notario sacó una mano prodigiosa a un remate de Morán en boca de gol y Taborda tuvo un par de ellas muy claras. Al uruguayo, además, le anularon un gol por un fuera de juego dudosísimo. Tanto es así, que ni viendo la repetición sale uno de dudas. Pero mandaba Miranda Torres y el Hércules se quedó sin puntos.