Alfaro ante sus amigos

No llega a ser un lobo con piel de cordero, pero no hay que fiarse. Cualquier relajación ante el Sevilla Atlético podría terminar de la peor manera para este Tenerife que busca ansioso la tercera victoria consecutiva para no despegarse de la parte alta y, por que no, si se dan una serie de resultados, hasta puede dormir en zona de ascenso.

Enfrente estará el colista que tan sólo ha ganado un partido en lo que va de Liga y no termina de encontrarle la mano a la competición. Alejandro Alfaro, criado en las entrañas sevillistas, vivirá un día especial ante los que fueron sus compañeros hasta el año pasado y ya ha reconocido que no celebrará si marca.

Porque el compromiso parece muy fácil, Oltra ha tenido labores de concienciación durante la semana. No todo lo que reluce es oro y el entrenador blanquiazul quiere motivación y concentración desde el primer minuto ante el peor equipo de la categoría, según los números registrados hasta la fecha. Durante la semana no se observaron signos de dejadez, por lo que la lección parece aprendida.

Tres cambios podría introducir el técnico tinerfeño para esta tarde. Marc Bertrán y Manolo Martínez vuelven al once tras cumplir su sanción, mientras que Richi, ya recuperado de sus molestias físicas que le dejaron fuera en los últimos dos encuentros, está listo y muy motivado para volver al centro del campo. En definitiva, el Tenerife sacará esta tarde su equipo de gala para tratar de sumar los primeros tres puntos del 2009.

Su rival no está en su mejor momento. Tan sólo ha sumado ocho puntos de los 51 que se han disputado, hace 11 semanas que no gana, lejos de su casa no vence desde hace casi un año, su delantera es la menos efectiva con nueve goles, su defensa de las más vulnerables Normal que se piense en ganar fácil, pero mucho cuidado. Se trata de un grupo joven (el más veterano tiene 24 años) y como todo filial es capaz de lo mejor y de lo peor. Aunque lo lógico es que gane el Tenerife (por dinámica y plantilla), puede ser un partido trampa y deparar más de una sorpresa. A no relajarse porque el Heliodoro ya fue testigo de tristezas mayúsculas.