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Liga Adelante | Albacete 1- Real Zaragoza 1

El gigante se pone generoso

El Zaragoza falló ocasiones para ganar. Decayó tras el descanso y regaló el penalti del empate. Por fin marcó Braulio. Y los rezagados' fueron suplentes

Actualizado a
<b>SUPLENTE. </b>Ewerthon, superado por la defensa del Albacete.
SUPLENTE. Ewerthon, superado por la defensa del Albacete.

Nadie hubiera anticipado que a los bancos se les acabaría el dinero ni que un equipo armado para Segunda División con Oliveira y Ewerthon llegase a lamentar alguna vez su falta de puntería... Ambas cosas han ocurrido. Ayer el Albacete aprovechó ese desorden universal para empatar un encuentro que había tenido cerca en el marcador, pero muy lejos en el juego y las ocasiones. Marcelino subrayó que su equipo había estado "excelente", versión hiperbólica a la que estamos acostumbrados, pero que siempre nos deja algo compungidos: pensando si en lugar de en la televisión no estaremos viendo los partidos en el microondas. Como el entrenador es hombre que alterna palo y zanahoria, a continuación largó una retórica queja sobre el indebido penalti de Chus, la pérdida de balón que lo anticipó y los errores de los puntas frente al gol. Lamento este último al que no adorna la novedad y que fácilmente podría mover al resto de la Liga a la risa floja.

Todo se está volviendo muy extraño. Uno se pregunta por qué resulta tan fácil estar de acuerdo en el estupendo ejercicio del equipo en la primera parte y, sin embargo, no encontrar acuerdo con respecto al segundo, una de esas patatas habituales del Zaragoza este año. Todo regado, eso sí, con varias ocasiones notables, como para poner al Albacete mirando a Cuenca. Pero estaba Jonathan, el portero. Suele ocurrir que los adversarios salgan al campo con un portero. Y sucede que los porteros detengan balones. Se dedican a eso, mayormente.

La extrañeza no se limita al fútbol. Por ejemplo, afecta también a la decisión de que los tres rezagados navideños (Ayala, Caffa y Ewerthon) se quedaran en el banquillo, cosa que Marcelino justificó por coherencia. Y así sería, por qué dudarlo: lo que pasa es que no hemos entendido nada. O los futbolistas cambiaron más días de vacaciones por la titularidad o no cumplieron los deberes que les mandaron. Y si nos permitimos esta especulación, que puede conllevar injusticia, se debe a que nadie explica el caso y todos sostienen que estaba acordado hace meses. Vale. Más que nadie se alegraron Songo'o, con su primera titularidad, y Braulio, que hizo diana y pudo meter otra.

Líder un rato.

La resolución del choque -una equivocación de Chus Herrero al tirar con muy poca destreza a Merino, penalti que cobró Diego Costa- impidió a Braulio y al zaragocismo la felicidad completa. Braulio había adelantado al equipo con el primer gol de su vida en esta ciudad, un ejercicio liberatorio de oportunismo. Cabeceó Goni y Braulio prolongó a gol. Alrededor de ese gol, el Zaragoza extendió por toda la primera mitad un dique de juego y presión que dejó al Albacete lejos de López Vallejo. Después no es que cediese temporalmente su dominio, vaivén lógico en el fútbol, sino que incurrió en esa vacía inercia que lo afecta a menudo. El Albacete ganó cuerpo por afuera, con Navas y Merino; sumó a Toché arriba y le retiró la propiedad del balón al Zaragoza, que se dejó engañar por esa impresión de superioridad que afecta a quien hace más ocasiones. Toda la segunda mitad constituyó una descuidada invitación al Albacete para disfrutar de una segunda vida. Nunca debió suceder, pero las ocasiones falladas son como las hipótesis o las excusas: están vacías. Llegar a portería más no significa ni mandar ni ganar. Un gol de renta no da para tanta condescendencia.

Si nadie lo impide (y no se nos ocurre cómo) habremos de aguantar seis meses más este árido pasaje y estos partidos jugados con inconsistencia formal o anímica. En el perentorio estado de suspenso de las exigencias que trajo el descenso, casi nos sentimos obligados a celebrar que el Zaragoza pasara ayer un ratito al frente de la tabla, lo que corrobora su implacable destino de líder. Lo más probable es que lo culmine la próxima semana frente al Salamanca, que ayer empató. Crece la impresión de que, para ascender, debería bastar ya con no equivocarse demasiado.

Songo'o debutó como titular

Franck Songo'o constituyó ayer la gran sorpresa en la alineación del Zaragoza en el Carlos Belmonte, en lo que constituía la primera titularidad del camerunés en toda la temporada. Al dejar fuera a Ayala, Marcelino reconstruyó la defensa con Zapater en el lateral derecho y Songo'o en el puesto que parecía de Arizmendi.