NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Liga Adelante | Levante

Adiós al 2008 horribilis

El levantinismo no querrá acordarse de este año que se cierra con dudas en cuanto a la identidad de los dueños y con miedo por la continuidad del club. Lo deportivo ha sido lo mejor pues, pese al descenso, se ha armado un equipo que ilusiona y que se codea con los aspirantes al ascenso.

Divorcio con una afición hastiada

Otra situación desagradable de 2008 es el divorcio entre directiva y aficionados, algo que ha terminado por afectar al equipo, ya que no tiene tanto respaldo desde la grada, y a las arcas del club, por la reducción de pases y, por tanto, de ingresos. Así, el año pasado entre 12 y 15.000 personas solían ir al Ciutat a animar a los granotas, mientras que esta temporada son 4.000 ó 4.500.

La prueba de que el problema de la asistencia de público se debe a que la hinchada repudia al Consejo es que el Levante está firmando una primera vuelta de Liga bastante destacada, pese a los problemas para confeccionar al equipo. Y, a pesar de ello, la asistencia sigue siendo la misma. El largo período de mandato de Pedro Villarroel y, posteriormente, su brazo derecho, Julio Romero, desactivó a la militancia, como se vio en las manifestaciones. Ahora, la entrada de savia nueva a la dirección del club podría reactivar al levantinismo.

Del descenso a la resurrección

El Levante llegó al ecuador de 2008 hecho un solar en lo deportivo. Terminó la temporada con 26 puntos, aunque a todo el mundo le quedó la sensación de que el equipo se exprimió. Pero un mal arranque (un punto de 21) y los problemas de cobro hicieron que, desde el principio, se supiera que la salvación fuera imposible. Al final, se consumó el descenso, pero era lo de menos.

Y es que en verano se fueron 25 futbolistas y llegaron 19 nuevos. A contrarreloj, Manolo Salvador, Aizpurua y Luis García armaron un equipo totalmente nuevo pero muy competitivo. Y eso que las lesiones le han mermado mucho y con el hándicap de una pretemporada nefasta. La mancha deportiva, además del descenso, es la grabación en la que Julio Romero e Iñaki Descarga hablaban de una presunta compra del Athletic-Levante de 2007.

Adiós a Villarroel tras 25 años

Junto a la crítica situación económica, la otra noticia que ha marcado 2008 ha sido la venta de la mayoría accionarial al grupo de José Antonio López Lara. Pedro Villarroel estuvo jugando con la titularidad de sus acciones hasta que, el 22 de febrero, le pasó el 50'1% de los títulos del club a Julio Romero. La segunda parte del vodevil fue el intento de este último de traspasar su paquete "al primero que quiera comprar", como él mismo decía, y la situación llegó a altas cotas de absurdo con Tomás Carmona.

Luego, comenzaron las conversaciones con el grupo madrileño que, al final, han cuajado. De momento, hay escepticismo porque los madrileños no se han presentado, algo que se producirá mañana a las 11:00 horas, en el Hotel Meliá Rey Don Jaime.

Los nuevos dueños quieren llevar como cara conocida a Kiko Catalán. El ex portavoz recibió ayer la primera llamada de los madrileños y valora si entra o no.

El objetivo de 2009, no disolverse

Si algo ha marcado 2008 es la crisis de liquidez del Levante, aunque la arrastraba desde el inicio del anterior ejercicio, como AS denunciaba desde meses antes. El culpable, la política deportiva de Pedro Villarroel, consentida por Romero y su directiva, marcada por la llegada de jugadores carísimos (Riganò, Arveladze, Savio, etc.) mientras se defenestraba a los Nagore, Carmelo o Diego Camacho que, como se ha demostrado, son más que válidos para Primera.

El derroche han reunido una deuda de entre 85 y 90 millones. Una vez resuelva el juez, que dirá si el club tiene viabilidad o debe liquidarse, habrá que pagar a los acreedores, por lo menos, la mitad, es decir, entre 40 y 50 millones de euros. Por ello, que la negociación entre los nuevos dueños y el Ayuntamiento por la recalificación de los terrenos del Ciutat llegue a buen puerto es fundamental para el futuro. Si no hay acuerdo, la entidad desaparecerá, a no ser que alguien quiera pagar lo que se debe.