Liga BBVA | Espanyol 2 - Atlético de Madrid 3
Maxi tomó por fin Montjuïc
Marcó dos goles, sus primeros en el Atleti en ese escenario. Los rojiblancos se acostaron segundos. El golazo de Sergio alumbró la esperanza españolista.
La pólvora, amigos. La inventaron los chinos y la tiene el Atleti. Que no jugó lo que se dice un partido extraordinario, pero arriba es tremendo. Faltaban nueve minutos para el final y el partido estaba en el aire. A base de esfuerzo, el Espanyol había empatado y no se sentía inferior porque el rival no había concretado su superioridad. Todo parecía posible aunque la hinchada españolista estaba mosqueada por entonces. El temible Agüero había aparecido para fabricar el primer gol y poco más: casi nadie le había acompañado. En estas le llegó una pelota con ventaja, pero encimado por dos defensas. Tiró una vez. Nada. Tiró otra. Nada. La tercera fue la buena. ¿Suerte? En los rebotes, podría justificar su amigo Pareja. Pero la fe con que persiguió el disparo definitivo le acabó dando fruto. Faltaban nueve minutos y todavía iban a llegar tres goles. Uno más del Atleti, de Maxi, sobre el que volveremos después. Uno que anularon a Nené y el del descuento, de Valdo. 2-3 ganó el Atleti, que se acostó segundo, por encima del Madrid, felicísima Navidad colchonera. El Espanyol tiene quince días duros por delante, dándole vueltas a su futuro. Volvió a perder. Ha ganado siete partidos en todo 2008. Lo mejor para él es que el añito se va... De momento, Mané no es el maná prometido.
Maxi abrió pronto el marcador, lo que enfadó al respetable perico. No le perdonan que se fuera diciendo que el Espanyol había sido para él un trampolín, que se sintió siempre de paso. Agüero ganó la línea de fondo, falló Assunçao su remate y el apuntilló. Era la peor noticia posible para un Espanyol que sin De la Peña y sin Román está con poco fútbol. Necesitaba que el 0-0 aguantara y jugar a la contra, sin la necesidad que le imponía el 0-1 de ir a por el rival. Pero el Atleti decidió sestear, no me explico muy bien por qué. Forlán jugó su partido más gris en mucho tiempo. Simao estuvo flojito. Maniche y Assunçao pelearon, sólo eso. A base de interés y de no cometer errores atrás, el Espanyol igualó el partido. Leo Franco le paró dos mano a mano a Callejón y se convirtió en el mejor jugador de su equipo en el primer tiempo. Cómo juega Assunçao y no Raúl García es un misterio mexicano. De Aguirre, claro. Sólo el portero argentino evitó que el primer tiempo acabara en empate a uno.
Ese equilibrio de fuerzas le dio alas a los blanquiazules para un segundo acto que se le puso más de cara cuando Sergio Sánchez marcó el golazo del empate. Fue a pase de Pareja: el central habilitó al lateral derecho, díganme si le falta o no fútbol al equipo de Mané. Aguirre reaccionó dando entrada a Sinama por el desdibujado Forlán y su equipo enseñó las uñas. Pudo marcar antes de que el Kun apareciera para confirmar que con él en el campo su equipo no dirá la última palabra hasta que el árbitro pite el final. El suyo fue el gol del partido, pese a que Maxi hizo dos. Maxi no le había marcado al Espanyol; esperó a hacerlo en un malísimo momento para sus ex. El gol del Kun, tras tres remates, insisto en ello, requeteconvenció a los locales de que éste no es su año: fue una puñalada. Pero como Espanyol y Atleti son como son, tan especiales, desde el 1-2 en adelante vivimos una especie de mini-partido dentro del partido: acabó 1-1.
El anulado.
Montjuïc rugió cuando Nené sorprendió a Leo en su único error en el partido. Marcó, pero en un justito fuera de juego. Volcado y a lo loco, Maxi resolvió una contra fenomenal y puso el 1-3. Exageradísimo. Y como el fútbol no es lo injusto que parece, tras el saque de un córner Valdo recortó para el 2-3 final.
Ganó el Atleti a lomos de su pólvora. Justo lo que le falta al Espanyol, además de un 'polvorero' que ayude a encender la mecha: o da con él en el mercado de invierno o sufrirá. El Atleti, raro será el partido que no meta dos o tres goles. El Espanyol mete dos... y no le valen ni para empatar. Ahí estuvo la clave del partido. De éste y de otros, diría yo. Y la posición de unos y otros en la tabla. El fútbol me da que no es tan complicado; las cosas acaban cayendo por su propio peso. Ganó la pólvora: no fue la primera vez. Ni será la última.
El detalle. Mucho frío en el Olímpic
La mala entrada que registró anoche el Estadi Olímpic, 11.725 espectadores, fue un reflejo entre otras cosas del frío que hacía en Montjuïc. Incluso algún cámara de televisión, como el de la imagen, tuvo que recurrir a cualquier prenda de abrigo (como gorros y hasta máscaras) para protegerse de las bajas temperaturas. Algo habitual en el Estadi Olímpic.