Liga Adelante | Real Zaragoza 3 - Alicante 0
Buen rollito navideño
El Zaragoza se pone estupendo ante un frágil rival. Goles de Oliveira, Ewerthon y Jorge López. Acabará el 2008 en ascenso. Goni fue titular y cumplió de sobra
Marcelino pasó buena parte de la noche levantando pulgares aprobatorios, sobre todo la primera parte, porque la segunda se terminó en el 3-0 de Jorge López y el resto se jugó a beneficio de inventario. Al entrenador del Zaragoza le gusta levantar los pulgares, los dos a la vez, un poco así como los levanta Zapatero en sus mítines. Dos pulgares al mismo tiempo son cosa rara. Por ejemplo, Oliveira sólo devolvía uno. Y no era un gesto desdeñoso, claro que no, porque el entrenador y el futbolista parecieron muy preocupados de que escenificar el buen rollito. Hubo pulgares en los goles anotados y en los que erraron, que fueron varios y notorios. Pero no importaba. Ni eso ni la inercia de la segunda parte, cuando la noche decayó en un vacío emocional, con ese 3-0 limpio que ni siquiera de penalti pudo variar el Alicante. López Vallejo detuvo el tiro de Tito, abajo a su derecha, y el Alicante se fue a la Navidad cautivo y desarmado. Mientras, los locales durmieron segundos y se aseguraron puesto de ascenso para acabar el año.
El Zaragoza se puso estupendo y le tiró todo tipo de manos en la primera parte a un sparring inerme. Un rival en posición depresiva y con nueve ausencias. El Alicante hacía un cliente exacto para dejar la cosa ordenadita antes de las vacaciones, y quitarle el polvo a la patética imagen que compuso el Zaragoza en Vigo. Detenerse en la superioridad formal del equipo aragonés, presupuesta y comprobada, supondría incurrir en la hipérbole. La resumió mejor que nadie el entrenador del Alicante. Para relatar el monólogo basta decir que Oliveira inició el tanteo en el minuto 17, en una falta de Jorge López al ángulo muerto del segundo palo. Ahí cazó también Ewerthon el 2-0, a pase de su compatriota y rematando con su muslo de pollo. La autoría intelectual de la jugada perteneció a Gabi, quien jugó un partido prolijo, aunque desigual. Dejó sentado que es el medio con mayor diversidad en su fútbol, salvo mejor opinión. El signo de los tiempos... A todo esto, Jorge López acabó el 3-0 a la vuelta del descanso. Ese último gol retrató, por si no lo habían hecho los dos primeros, la fragilidad del Alicante: le permitió a Oliveira desechar un disparo, entretenerse en considerar un segundo pensamiento y acabar con una descarga hacia López, que disparó con saña y sin oposición.
Revolución.
Se puede hablar de la permisividad atrás o mirar a otro lado, porque el Alicante duró apenas el primer cuarto de hora en un ejercicio concienzudo de control. Incluso se atrevió a aproximarse al área opuesta, aunque sin gran amenaza. A partir del 1-0, su tamaño menguó. Marcelino había propuesto una revolución blanda, con Goni de central y Generelo en el medio. Habrá que interrogar su validez a la vuelta del parón: si fue una advertencia a Zapater, Hidalgo o Arizmendi; o sólo un subrayado circunstancial del desastre de Vigo, aprovechando la blandura del contrario. Goni anduvo tranquilo: tiene un excelente manejo y su interrogante es la contundencia. Ayer el rival no le exigió mayor estipendio. Y para el reparto de tarjetas de visita ya está Ayala, maestro en el arte de cortar cuando pega y de pegar cuando corta. Generelo acusó más su larga inactividad, pero recuperarlo fue buena decisión.
Manolo Jiménez había intentado cerrar las vías de agua quitando a Urbano en el minuto 27 (un cambio incómodo para cualquier futbolista) para reinterpretar el partido con tres centrales y dos carrileros. Su intención debió de consistir en ponerle un tapón a las bandas, por donde Caffa y Jorge López habían hecho camino. Reordenó todo, dejó tres en el medio y avanzó a dos en punta. La verdad, le dio lo mismo. El partido sólo tuvo una dirección. Oliveira y Ewerthon se dejaron algún gol más en la primera parte. Unanua sacó oras y, mientras, al otro lado López Vallejo apenas se mancilló el traje hasta que le detuvo un penalti a Tito en los últimos estertores de la noche. El Alicante no había de acertar ni por esas.
Vallejo para otro penalti
En un partido que apenas le exigió, López Vallejo dejó su impronta con una parada a la ocasión más clara del Alicante... y casi la única: un penalti lanzado por Tito a tres minutos del final que atajó el portero del Zaragoza. Es el segundo que detiene esta temporada después del que detuvo en Sevilla.