El Girona espera seguir recogiendo en el patatal

Pocas veces se ha hablado tan poco de fútbol en Girona como esta semana. El patatal en el que se convirtió Montilivi el pasado domingo y un virus estomacal que ha afectado a siete jugadores del Girona han monopolizado casi por completo la previa de un Girona-Castellón. Y eso que el partido daba para hablar. Del retorno de Mario Rosas, de la visita de otro grande al estadio donde caen los peces gordos, de los 25 puntos que puede alcanzar el Girona antes de cruzar el ecuador de la Liga, de cómo en Montilivi el Castellón se puede meter en el ascenso a Primera División, o incluso de a quién pondrá Abel Resino para reemplazar al imprescindible López Garai.

En vez de eso, se ha hablado de césped y de arroz hervido. Afortunadamente para el técnico local, Raül Agné, a la hora del partido el césped será su única preocupación, puesto que la tropa llega suficientemente entera a un choque exigente. No es poco porque si algo teme el entrenador rojiblanco de su rival es lo claras que tiene las ideas y el gran partido que saca a casi todas las segundas jugadas. Y Montilivi está, precisamente, para eso. Para propiciar un rebote, o mejor dicho, un mal bote. Hoy se verá qué pasa.