Real Madrid 1 - Valencia 0
Robben y Casillas salvan un partido loco
Un gol de Higuaín decidió un encuentro en el que sobresalieron más que nadie Robben y Casillas. El Madrid malgastó innumerables ocasiones ante un Valencia que tuvo en Joaquín a su mejor jugador y que acabó con diez por la expulsión de Marchena.
El Real Madrid se va de vacaciones con mejores sensaciones que hace unas fechas, lo que no era complicado de conseguir, pero con mucho trabajo pendiente, con mucho por mejorar. Parece complicado que le dé tiempo a Juande Ramos a lavar la cara a un equipo que se parece tan poco a él. El Madrid es ahora más equilibrado, presenta un dibujo más coherente en el campo, pero continúa moviéndose a impulsos. Ha ganado en seguridad, pero para vencer sigue necesitando de acciones aisladas en ataque y de los milagros de Casillas, que ha vuelto. Es un conjunto al que le cuesta mantener una línea constante durante los partidos y los altibajos son constantes. Una herencia de la etapa anterior.
Se entrega a la inspiración de los pocos futbolistas desequilibrantes con los que cuenta y nadie hay más desequilibrante en esa plantilla que Robben. Su velocidad y verticalidad pueden romper la defensa más organizada y su presencia se antoja ahora todavía más fundamental. El problema es que Robben necesita un balón para él solo y del mismo modo que es capaz de desequilibrar a los rivales, puede desquiciar a sus compañeros.
Es tan poco consistente este Madrid que contra equipos con un buen nivel táctico como el Valencia no le conviene otra cosa que plantear encuentros alocados, sin control, de un constante ida y vuelta. Es ahí donde más rendimiento es capaz de sacar el Madrid a sus virtudes y el contexto en el que más incómodo se encuentra un rival como el Valencia.
No se habían consumido tres minutos cuando Robben se inventó una de las mejores jugadas de toda la noche y después de eludir a cuantos rivales le salieron al paso cedió el balón a Higuaín y éste supero a Renan con un zurdazo. Robben se sintió generoso, levantó la cabeza y ahí empezó a solucionar un partido que acabó de asegurar Casillas con intervenciones que recordaron al mejor Iker. Al menos, para empezar esta nueva reconstrucción, el Madrid puede apoyarse en el mejor portero del mundo y en uno de los pocos extremos de verdad que existen. No todos los equipos pueden presumir de ello.
Con el gol vivió el Madrid sus mejores momentos y al cuarto de hora Van der Vaart mandó un balón al poste. Guti y Gago, que completó otro excelente encuentro, mandaban en el centro del campo, Robben explotaba su velocidad y la defensa vivía tranquila. El tridente defensivo del Valencia, compuesto por Baraja, Albelda y Fernandes, era incapaz de cortar la creación de juego del Madrid, que se sentía superior y con fuerzas para rememorar lo sucedido en la última Supercopa, cuando disfrutó de una de las pocas alegrías de esta temporada.
Pero al Madrid se le fue agotando la fuerza y pasada la media hora el Valencia, que debió quedarse con diez por expulsión de Del Horno, que cazó el tobillo izquierdo de Robben, ya era dueño absoluto del balón, del juego y del partido. Disfrutó todavía el Madrid de alguna ocasión antes de marcharse a los vestuarios, como una de Robben, que en un eléctrico contragolpe se hartó de recortar rivales, pero no fue capaz de marcar.
A la misma velocidad que empequeñecía el Madrid se agigantaban las figuras de Casillas y de Joaquín, que volvió loco a Marcelo y se llevó todo el ataque del Valencia a la banda derecha. Mucho Joaquín y poco Marcelo. Villa malgastó una doble ocasión, primero por la habilidad de Casillas y después por su propia torpeza al rematar a puerta vacía por encima del larguero.
Sufría el Madrid y se crecía el Valencia, que salió de los vestuarios decidido a por el empate, controlando el balón y el ritmo. Lo evitó Casillas, que sacó una mano imposible a un tiro de Villa y a falta de media hora hizo la parada de la noche a un cabezazo de Baraja.
Se vio favorecido el Valencia por la decisión de Juande, que en el descanso retiró a Drenthe y metió a Raúl. Varió su disposición táctica el Madrid y Guti, Gago y un flojísimo Van der Vaart se vieron incapaces de aguantar el centro del campo y el Valencia lo agradeció. Como agradeció el Madrid que Unai Emery diera entrada a Maduro por Del Horno. Como dijo alguien una vez, lo mejor de los entrenadores es que el otro equipo también tiene uno.
Le iba faltando el aliento al Madrid, que sólo recuperó el dominio con la expulsión de Marchena. Faltaban poco más de 20 minutos y en ese tiempo el Madrid fue desperdiciando numerosas ocasiones con la misma facilidad que las creaba. Demasiados fallos, algunos escandalosos, como los de Higuaín y Guti, que obligaron a un sufrimiento innecesario al final, cuando se vio al Madrid viviendo en el área de Casillas.
Fueron unos minutos emocionantes, de gran intensidad, mal ententida por Albiol, que agredió con un codazo a Palanca. El Madrid sobrevivió y más que tres puntos lo que obtuvo fue una gran dosis de tranquilidad para afrontar el nacimiento de 2009.