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Laszlo Dajka

"La Unión Deportiva va siempre en mi corazón"

Su apellido era uno de los himnos en la Naciente a finales de los ochenta. Se coreaba con una devoción metafísica. Un flechazo la conexión que tuvo con la grada. Más viejo "pero sin canas", como ironiza, el recordado delantero húngaro regresa a Gran Canaria y desempolva recuerdos.

Ignacio S. Acedo
Actualizado a
Laszlo Dajka

Más de diez años después, de nuevo en Gran Canaria. ¿Qué le trae por aquí?

Antes venía de vacaciones y ahora viajo a ver amigos y también para ir al fútbol el sábado. Es un placer estar en esta tierra, aunque me pierdo en la ciudad. (Ríe) Esto ha cambiado mucho.

Inevitable preguntarle por sus tres años en la Unión Deportiva. Mira atrás y...

Fue una etapa inolvidable. Llegué en 1987 del Honved de Budapest, el club en el que me inicié y gracias al cual disputé el Mundial de México un año antes con Hungría, con partidos ante Rusia, Canadá o la Francia de Platini. Me recomendó mi compatriota Kovacs, que había entrenado aquí. Germán Dévora fue a verme y me ficharon rápidamente.

Y hasta 1990.

El primer año perdimos la categoría. Luego jugamos dos campañas en Segunda y, al acabar mi contrato, hice las maletas para ir a Suiza, al Yverdon. Una hernia discal me obligó a retirarme en 1992. Me sentía con fuerzas y ganas, pero los dolores eran insoportables. De Las Palmas todo lo que puedo decir es muy bueno. El Insular, el club, la afición, amigos como Onofre, Alexis, Lopetegui, Luiso Saavedra, Gerardo, Julio Durán, Mayé... La Unión Deportiva va siempre en mi corazón aunque pase el tiempo. Me marcó.

Habla de los seguidores. Aquí le idolatraron.

Fue increíble. Con momentos buenos y malos. El Insular diciendo mi nombre... Ahora sé que están en un estadio nuevo. Lo he visto y eso de las pistas de atletismo no me gusta.

¿Con qué momento se queda de su ciclo de amarillo?

Un partido ante el Zaragoza de Juanito que ganamos 2-1 y en el que las cosas me salieron muy bien. Momentos hubo muchos. No tuve lesiones y jugué siempre con Germán, Roque Olsen y Álvaro Pérez, que fueron mis entrenadores.

Ahora es técnico.

Desde 1993 empecé a entrenar. El fútbol es mi vida. Dirigí equipos en Segunda, en Primera y fui ayudante en la selección de mi país con Emerich Gellei. Gané campeonatos nacionales y ahora estoy con el ecuatoriano Octavio Zambrano en el Tatabanya de la Segunda División, club que es propiedad de un empresario americano. Me gusta el estilo de Wenger. En mis equipos quiero orden y disciplina. Identidad propia.

¿Ejercerá en España?

Es mi sueño. Los entrenadores quieren estar aquí. En Primera o Segunda, pero en el mejor fútbol del mundo.