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Liga BBVA | Decimoquinta jornada

Multifútbol

El Barça se marcha, pero el Madrid ha vuelto de la mano de Juande, cuyo sentido táctico a punto estuvo de romper el favoritismo azulgrana en el clásico. Valencia y Sevilla ganaron y secundan a los culés en la tabla. El Atlético derrotó al Betis y se acerca a Champions. Valladolid y Athletic golearon con buen fútbol.

Messi es el personaje de la semana.

Garay todavía no se fue al Madrid

El Madrid fichó a Garay en mayo pero, cuánto se habrá tirado o querido tirar de sus engominados pelos Mijatovic, el defensa argentino se ha quedado en Santander cedido un año, como aquel pescado que dejamos en el congelador mientras nosotros, idiotas, pasamos hambre sentados en la salita. El caso es que cuando anuncias que te vas es que ya te has ido. Garay siguió en El Sardinero, pero el alma y las piernas se le mudaron al Bernabéu. No parecía el mismo central rápido y contundente con, además, un gran instinto de gol en faltas, penaltis y córners. Su golazo de friqui en el Mediterráneo nos saca del equívoco: Garay aún sigue jugando en el Racing.

El canarión Silva hizo sonreír a Mestalla

Dicen en Las Palmas que el canarión no se cae: se enrisca; que el canarión no "corre a toda velocidad": sale espichao; y que el canarión no dice "voy y vuelvo": va a dir y gorver, como gorvió, tras tres meses fastidiado, David Silva, con ese lenguaje futbolístico que pocos interpretan como él, si acaso aquel otro canarión, también de Arguineguín, llamado Valerón. Silva salió media hora, lo justo para restituirle al Valencia la fe, la creencia de que en cualquier momento es capaz de ganar un partido. Y el Valencia ganó. Silva viaja ahora a Chamartín y cuidado, Juande: ha vuelto el canarión, con su fútbol sonriente y su exótico vocabulario de pases, regates y remates.

El mánager manchego

Nada más irse Juande, el Tottenham empezó a correr, y a ganar. No hubo dudas entonces: esos futbolistas, que querían más pasteles y menos trabalhar, le habían hecho la cama al técnico manchego. No resulta raro así que Mijatovic y Calderón le rescataran pronto para el gran fútbol. A la primera goleó al Zenit; a la segunda, casi convierte en posible la utopía de, con lo que llovía (literal y figuradamente), salir vivo en Can Barça. Juande supo que a Iker le faltaba un toque mediático; supo que Raúl necesita galones; que Drenthe no juega de crack en ningún sitio concreto pero puede hacerlo bien en muchos lugares a la vez... y que en Valdebebas hay cantera y lo que falta, le faltó a Schuster, es valentía. Lo sabía porque, aunque no cuajó en Inglaterra, ha nacido con aire de Mánager inglés, ese pantócrator futbolístico que todo lo conoce sobre los campos, los despachos y los juveniles. Juande posee una perspectiva angular que, si le dejan, puede ayudarle a triunfar en un lugar mucho más relevante que White Hart Lane: el Real Madrid.

Maxi completa el 'cuadrado mágico'

Agüero, Forlán, Simao y... ¿Maxi? Al cuadrado mágico del Atlético le faltaba alguien capaz de introducirse en las líneas enemigas por otro de los flancos, la derecha. Puede que por fin lo encontrara en Maxi Rodríguez, con su desmarque milimétrico, su control perfecto y su tiro lo suficientemente colocado como para soprender a Casto. Maxi siempre tuvo vocación de delantero. Es un futbolista, como los otros tres, con la palabra gol metida en el coco, pero su forma distaba demasiado de ser la ideal, las piernas no le respondían a la cabeza. Si, como pareció ante el Betis, el argentino ha recuperado el esprint y las ganas, este Atlético que se acerca a puestos de Champions puede aspirar a muchas cosas. Porque en un cuadrado caben más sueños que en un triángulo.

El personaje Messi

Hasta los instantes finales, Messi permaneció ausente de los números del clásico, salvo en faltas recibidas. Le alumbraban algún acercamiento, varios pases y menos ocasiones. El Madrid salió al campo obsesionado en pararle y aunque Sergio y Metzelder, más sudorosos que relajados, habían sabido contener su tromba de fútbol, la realidad era otra. Hace meses que el argentino se ganó la condición de genio, de futbolista más allá de la estadística, y necesita una medición especial: la de la sensación de peligro. En eso, el barcelonismo se mantenía esperanzado mientras los madridistas recelaban. Los blancos podían marcar a la contra y el Barcelona (como hizo Etoo), de tanto acercarse a la meta de Casillas, pero Messi vivía en otra dimensión más allá del resultado, aquella en la que ocurren cosas bellas y diferentes. Y ocurrió, claro, la vaselina del 2-0, con la que el fantasista argentino detuvoel partido, el tiempo y hasta la actividad muscular de Cannavaro, estampado contra el poste en su afán (lícito) por emborronar la obra de arte. La prueba inequívoca de que Messi había estado, a veces sin estar, siempre allí.

Llorente: otro paso más

Pérez Burrull pitó penalti en San Mamés y Llorente le puso a Yeste la mano en el pecho: "Lo tiro yo, ¿eh?", en un gesto que denota carácter. Que comienza a definir a aquellos que quieren convertirse en grandes goleadores.

Uche y 'la cuchara' de Raúl

Raúl legará al fútbol sus números, sus títulos y su carácter, pero también esa suerte de gol que tanto le hemos visto practicar, su famosa cuchara. Pocos le han imitado tan bien como Uche, en el 2-0 del Getafe al Mallorca.

Con Baha no se ha de bajar

Marcó Baha, uno de esos futbolistas que nadie sabe dónde juega porque aparece por cualquier sitio del campo. Ganó el Málaga, que espera instrucciones, mirar a Europa o pensar en la permanencia. Eso sí: con gente como Baha, no se baja.

Colunga dijo "soy un delantero egoísta" antes de que Alcaraz le diera una ración de banquillo. En los dos últimos partidos, el asturiano ha marcado dos goles fabricados por él mismo. De egoísta, sí. Pero sin que el rival lo tenga que saber.

Pedro López tiene un pacto con la escuadra izquierda de la portería en la grada Norte de Zorrilla, como quien ha pactado con el diablo. Por ahí batió a Casillas en 2007 y por ahí, ayer, hizo de vaselina otro golazo de los que quedan en la memoria.