Liga de Campeones | Marsella 0 - Atlético 0
Segundos, pero tan contentos
El Atleti evita a Chelsea e Inter en octavos. En un partido soso, el OM dominó sin casi peligro. Kun y Luis García tuvieron el gol. Los rojiblancos, invictos
Los hechos por delante: el Atleti hizo un partido flojísimo en Marsella y se dejó allí un liderato que, durante toda la noche, se vio al alcance de su mano con que, sencillamente, hubiera puesto algún interés en agarrarlo. No lo hizo, pero tampoco hay que hacer sangre. Viaje en el día, complicado factor emocional, suplentes por doquier, público encendido, bengalas, unos jugadores del Marsella pasados de revoluciones y un árbitro alemán con alma sueca, que haría de Pilatos un polemista. El objetivo era evitar problemas y acabar con este enojoso asunto de Marsella. Se logró y con propina jugosa.
Porque en esta Champions ser segundo de grupo se ha puesto de moda entre los grandes. Ayer el Atleti se quitó de encima para octavos a Chelsea e Inter, dos de los cuatro grandes favoritos junto a Barça y United. Por ahora, los posibles rivales confirmados son Roma y Panathinaikos. Y hoy puede mejorar la cosa, ya que Oporto y Lyon se llevarán el liderato si vencen en sus estadios a Arsenal y Bayern, eliminando a otras dos potencias del camino rojiblanco. Luego las bolas son caprichosas, pero este segundo puesto sabe hoy a gloria.
Algo bueno tenía que salir del tostón del Velodrome, porque de fútbol mejor ni hablamos. El Atleti pudo cambiar el rumbo del suplicio nada más empezar, cuando a los 6 minutos Agüero saludó a Hilton, un tipo curioso que lo mismo niega insultos racistas en el Calderón cuando todo su club bramaba, que se pone a sí mismo la zancadilla para regalarle medio gol a Kun. Aquí un amigo. Pero el argentino dudó entre ponérsela a Sinama o acabar él y cuando se decidió había perdido el ángulo y remató muy cruzado.
La ocasión parecía sólo la primera de muchas, porque la defensa del OM era un flan y cada vez que el Atleti recuperaba la pelota se abrían caminos como autopistas hacia la portería de Mandanda. Pero los rojiblancos jamás quitaron el freno de mano, como si sólo pensarán en volver pronto a casa. A ello contribuyeron Zubar y Cana, acelerados y con alma de luchadores de full contact. Pero el árbitro Stark se había planteado como reto salir de allí pitando, pero sin utilizar el silbato. Lo logró y, visto lo visto, el Atleti escondió la pierna.
Así, la pelota se instaló en los pies franceses, que es como vivir en un sexto sin ascensor: un suplicio. Sin el estupendo Niang como referencia, al Marsella sólo le quedaba la calidad indudable de Ben Arfa, que ayer no se tomó el día libre. Pero el chico no podía regatear a tres, centrar y llegar él mismo a rematar, así que el único trabajo de Coupet antes del descanso fue descolgar los muchos córners y faltas laterales de que dispusieron los de Gerets. Lo hizo a la perfección.
Nada más volver del descanso, el Atleti tuvo otro arrebato de orgullo. Agüero metió un balón magnífico a Luis García, pero, ay, éste esprintó como en Carros de Fuego, poniendo cara de esfuerzo y moviendo las piernas deprisa, pero sin moverse apenas del sitio. Perdió la ventaja y cuando llegó al área, aún con opciones, decidió regatear, luego fue hacia el lado contrario del sensato y acabó tirándose cual doncella desmayada. Un papelón.
Sin ocasiones. Fue la última señal de vida del Atleti, al que no resucitó ni Forlán. Así que el Marsella fue atacando a base de pelotazos, lo que tuvo su peligro porque Aguirre recuperó a la inmortal defensa Seitaridis-Perea-Pablo-Antonio López. Verles es un fenómeno extraño, como cuando pillas Desmadre a la americana en la tele y te quedas hipnotizado viéndola. John Belushi bebiendo cervezas en toga y estos chicos pegando patadas al aire en cada despeje son puro talento, maestros del humor grueso.
Pero ni así marcó el Marsella, con Coupet muy centrado y Kabouré mandando al Mediterráneo un remate a franco en el último instante. Y al final, tras tanta tensión, todos se fueron a casa tan contentos. El Marsella en la UEFA, la delegación española sin mayores incidentes y el Atleti viendo como, después de tanto remar contra corriente en esta Champions, la fortuna le regala un bombo más amable de lo esperado. Lo bueno de verdad llega ahora.