A Marsella sin complejos

Me encantaría hablarles de fútbol. Contarles que el Atlético tiene a tiro el liderato de grupo en Marsella, que juegan Agüero y Maxi, pero Forlán será suplente y Simao ni viaj que Banega y Raúl García formarán el doble pivote con Sinama disfrazado de extremo derecha; que el OM se juega la UEFA sin el poderosísimo Niang y le tocará a Ben Arfa, genio disperso, tomar las riendas... Me gustaría analizar todo esto con detalle, pero no puede ser.

No puede ser porque el viaje del Atleti a Marsella ha dejado de ser deporte para convertirse en un suceso. Uno muy desagradable, pero que al fin hoy termina. La cuestión es cómo y hay que ser optimistas: es Francia, no Mordor. Aunque el prefecto de la Policía marsellesa, Jean Luc Marx, no quiere riesgos y ha movilizado a mil agentes para proteger a los visitantes: "El objetivo es evitar actos desesperados de violencia excesiva y agresiones".

Para ello, el plan de viaje de la expedición está sincronizado como en una película de espías: despega de Madrid a las 10:30, aterriza en Marsella a las 12:15 y es escoltada por la Policía hasta el hotel, donde comerá y permanecerá sin salir de él hasta las 18:30, cuando parte hacia el estadio. Nada más acabar el partido, todos de nuevo al autobús para llegar al aeropuerto y volar a Madrid, donde aterrizará a las 2:30 de la madrugada dando por concluida la odisea.

Ambiente.

Dentro del Velodrome se espera un clima caldeado, pero no abrasador, ya que el Commando 84 de Santos dice que no acudirá. Veremos, pero sin ellos aún quedarían otros cinco grupos ultras para hacer ruido. Mientras sólo sea ruido, perfecto. Y en los futbolistas de Gerets hay que confiar. Son profesionales y, salvo alguna excepción, los que más fría han mantenido la cabeza durante este absurdo conflicto.

Lo dicho, al fin hoy se acaba el lío que empezó un ultra y jalearon Diouf y la UEFA hasta convertir la chispa en incendio. Hoy se acaba y no debe repetirse. Hay fútbol de Champions en Marsella. Esperemos que esa sea la única noticia.