La crisis ya no se disimula: 4 puntos de 24

Almería vive con cierta preocupación la caída de su equipo, rápido, eléctrico y brillante a principio de temporada y errático y gris ahora. Lleva dos meses deambulando y sin identidad. Ha sido un proceso misterioso, pero ya es poco disimulable. Cuatro puntos sobre los últimos 24 es un récord que ha permitido que el nerviosismo, instalado sólo en un sector de la afición, hace semanas, se haya extendido y haya llegado incluso al presidente, Alfonso García, partidario de la continuidad de todos sus entrenadores, pero que ya la semana pasada dejó un mensaje: "Tenemos total confianza en Gonzalo Arconada pero en el fútbol sólo mandan los resultados. Veremos qué pasa en los próximos partidos". La utilización de ese plural de margen de maniobra al técnico guipuzcoano, pero ahora le queda menos.

Necesita que su Almería dé un puñetazo en la mesa cuanto antes. El domingo recibe al Racing, en pleno crecimiento. Y luego va a Gijón, un partido en teoría propicio por las características del rival, pero que por la fecha puede marcar un punto de inflexión. Después del choque de El Molinón llega el parón, el mejor momento para tomar decisiones. Todos esperan, por la calidad humana de Arconada, que la situación vire. Para eso, el Almería deberá convertirse en un equipo más reconocible. Empeñado en reconocer el trabajo de los jugadores en el entrenamiento, se adivinan demasiados cambios en el once tipo del Almería, que ha perdido estructura y no es tan reconocible como el año pasado. Arconada ha encontrado los vicios clásicos del segundo año en la misma categoría y pretende luchar contra ellos, pero de momento tiene problemas para dar con la tecla. No es un problema de compromiso de los jugadores. Más bien de identidad, porque el equipo ha perdido continuidad en su fútbol, se siente vulnerable, capaz de caer en cualquier estadio y circunstancia.

Debe arreglar ese resfriado cuanto antes.

No al referéndum y sí más apoyo

Alfonso García y todo su equipo de trabajo tienen una tarea esta semana: convertir el Almería-Racing en una fiesta de apoyo incondicional a un equipo que, por proyecto, merece seguir mucho más en Primera. Para no contagiar más nervios, todos procurarán que el choque no sea un referéndum para el trabajo de Gonzalo Arconada, que ya escuchó silbidos en el partido ante el Deportivo y que está dispuesto a cargar con la presión siempre que los que no se vean afectados sean sus jugadores.