Alexander I de Orriols

Pese a tener cuatro perras en su cartilla de ahorros, el Levante se compró un bonito Ferrari para su delantera y, aunque al final igual no le da ni para pagar la cuarta letra, al menos se habrá dado una emocionante carrera. Cuando Geijo se resfría, los granotas no es que estornuden, sino que cogen una pulmonía de tres pares de narices. Por eso, cuando el delantero está en su salsa, el equipo de Luis García gana muchísimos enteros y el rival tiembla. Ayer el Albacete mandó 18 minutos, justo hasta el gol de Verza y, después, fue demasiado tacaño, incluso con el 1-1 . Los valencianos, por contra, crecieron como equipo, se levantaron tras un duro golpe (Mora tocó el remate de Verza pero la empujó dentro de su portería) y maduraron la victoria con entrega, desparpajo y fe. Geijo fue protagonista, pero no hubo secundarios. El Levante hizo su mejor partido de la Liga. Hernández, técnico visitante, acertó cuando dijo que nadie adivinaría su once, pues introdujo varias sorpresas que le valieron para embotellar a los granotas durante el tercio inicial. Los locales iban haciéndose pequeñitos por culpa de su inseguridad defensiva crónica y, en una cadena de errores, los manchegos hilvanaron una jugada de alta escuela que culminó Verza de tacón. Gol en contra el 18', semana convulsa por la famosa grabación... parecía demasiado peso para la moral de los valencianos.

Pero no. El Levante demostró que las horas de terapia de grupo con Luis García, obsesionado porque los suyos no se hundan con cada golpe, han dejado unos cimientos firmes que permitieron aguantara el chaparrón. Enseguida, los granotas, conducidos por un enorme (qué contradicción) Rubén y un mágico Xisco, todos a la sombra del imperial Geijo, se quitaron de encima la presión del cerocerismo y comenzaron a fabricar fútbol como churreros. El premio llegó pronto, en el 30?. El hispano-suizo controló y, sin dar tiempo a Jonathan ni a posicionarse, la clavó en la red. La defensa aún permitió a Verza colarse en el área y disparar desviado sobre el marco de Mora. Pero, luego, el Albacete entregó las armas y se borró del encuentro.

Pizarra mágica

Además de su fortaleza mental, el Levante también demostró tener muy bien trabajada la estrategia. Avisó Geijo cabeceando ligeramente fuera un córner, pero no perdonó Tena que, en el 77', fabricó de un testarazo, en el 2-1, el regalo que le hizo Rubén desde la esquina. Con las emociones a fl or de piel, el portero visitante Jonathan subió a rematar y, tras robar el balón el Levante, Geijo puso el broche de oro con un disparo desde el círculo central que, por una tarde, ponía la sonrisa en la boca de los granotas y hacía olvidar la vergüenza que le provocan sus dirigentes.