Liga BBVA | Real Madrid 3 - Sevilla 4
El árbitro fue el verdugo del Madrid
El árbitro, González Vázquez, fue decisivo al no señalar dos penaltis claros a Higuaín. El Sevilla pudo sentenciar en la primera mitad, pero el Madrid mereció la victoria en una segunda parte espectacular. Gran Parte del Bernabéu pidió en el descanso la dimisión de Calderón. Marcelo y Robben, se unen a la lista de bajas para el Camp Nou.
Así es imposible. En un encuentro precioso, lleno de alternativas, en la que los jugadores cumplieron dejándose la piel en el campo, un pésimo colegiado, Bernardino González Vázquez, se empeño en ser el protagonista de un espectáculo que se volvió puro esperpento. El Madrid sale del encuentro terriblemente dañado, no por su juego, que no fue tan malo en el global del encuentro, ni por su actitud, que nadie pone en duda, sino por una cuestión matemática. Nueve puntos le separan del Barcelona a seis días del derbi. Para colmo el Barça asombra y llega intratable a un partido en el que puede hundir aún más a su eterno rival.
Comenzó bien el Madrid, como marcando terreno, pero poco duraron las buenas sensaciones en el Bernabéu. En los primeros instantes disfrutó de dos ocasiones. Nada del otro mundo, pero al menos se veía un equipo decidido, con las ideas claras y la portería de Palop entre ceja y ceja. O eso se pensó en un primer momento. A los dos minutos, primer mazazo, y además doble. Adriano adelanta al Sevilla con soberana cantada de Casillas de por medio. El mejor portero del mundo pasa por un momento delicado, por decirlo de forma dulce.
El Madrid se levantó y volvió a la lucha, pero sus armas estaban sin afilar. Las carencias de los merengues saltaron a la vista en cuanto el Sevilla decidió otorgarle el peso del juego para comprobar de lo que era capaz este gigante herido. Lo que se vio fue desolador, y según pasaban los minutos la cosa no iba sino a peor. Sólo las incursiones de un Robben motivadísimo en su regreso creaban algo de peligro, sólo de las botas del holandés parecía posible que surgiera ese algo diferente que pudiera igualar la contienda. La banda derecha estaba inutilizada una semana más, simplemente porque Higuaín no es un extremo, y Salgado apenas es lateral.
El juego del Madrid era previsible. Por el centro o la izquierda. Para colmo, Guti se encontraba sólo en la elaboración. Van der Vaart, el parche del verano, se borró del encuentro, incapaz de encontrar su sitio en el sistema, y Gago jugaba tan retrasado que era casi un central más. Por supuesto que estaba ahí la garra de Raúl, y gracias al capitán llegó el empate, a balón parado, claro. Aunque no hay que quitarle mérito a la definición del '7', con un cabezazo tan certero como complicado.
El empate apenas alivió los males blancos. Aunque pocos se lo imaginaban, el tanto supuso el punto de inflexión que decantó el encuentro del lado visitante. El Sevilla fue a partir de entonces amo y señor. Tuvo el balón el tiempo que quiso, y lo movió por todo el campo a su antojo. Hacía lo que quería con el cuero y sacaba a relucir las frustraciones de los madridistas. Gago bajaba los brazos harto de presionar el sólo a los centrocampistas rivales, y miraba a sus compañeros sin encontrar una mirada que se cruzara con la suya. Sólo dos minutos después del empate, y de nuevo por alto, en una falta botada por Renato, Romaric volvía a adelantar al Sevilla. La falta, por cierto, fue forzada por Navas, que volvió loco a Marcelo. El brasileño se perderá el clásico ante el Barça por acumulación de tarjetas.
Primeros pitos del coliseo blanco a los suyos. Aumentan los nervios sobre el campo y proporcionalmente lo hace el dominio del Sevilla. En medio de la agonía del Madrid, González Vázquez se come un puñetazo de Schillaci en la nuca a Gago. Debió ser roja directa pero el Madrid se queda sin capote. Minutos después Kanouté aprovecha un nuevo error en cadena de la zaga madridista para hacer a placer el 1-3. Con todo el estadio gritando "¡¡Calderón dimisión!!" se fueron al descanso los jugadores blancos.
Dos penaltis al limbo y Robben a la calle
En la segunda mitad el Madrid salió con un espíritu diferente. Drenthe sustituyó a Van der Vaart, y en igualdad numérica los merengues se pusieron manos a la obra. Robben se fue a la derecha y había recuperado algo de aliento en el descanso. Drenthe en la izquierda no terminaba de desbordar, pero al menos aparecía. Higuaín se movía con libertad, como a él le gusta. Se iba por el buen camino, hasta que se volvió a cruzar Bernardino. El de los siete pecados capitales se negó a pitar un clarísimo penalti al 'Pipita' delante mismo de sus narices. Segundo error grave, también contra el Madrid.
Los de Schuster no perdieron la fe. El Bernabéu comenzó a creer, y al Sevilla le entraron los miedos. Comenzaba a crearse un ambiente propicio. Y por supuesto el árbitro no podía dar un paso ya si ser silbado por el respetable. Finalmente el Madrid consiguió el premio a su tesón. Higuaín, con un espectacular trallazo sorprende a Palop y mete de nuevo al equipo en el encuentro. El Madrid estaba lanzado, completamente seguro de poder completar la remontada, como hace dos años, con Capello. Dos minutos después llegó la apoteosis. Guti saca una falta desde la derecha y Gago, de cabeza, devuelve el empate al marcador y se estrena en Liga con el Madrid.
Se mascaba la remontada. El Madrid de los últimos años es experto en estas lides, y casi siempre sale victorioso de estas situaciones. Salgado estuvo a punto de rozar la gloria de culminar la gesta, pero se estrelló contra el poste. El Madrid se comía poco a poco al Sevilla, que no sólo había tirado una renta más que válida, sino que fueron ellos mismos los que dieron alas al Madrid con su falta de ambición.
Nadie se acordaba ya de los malos momentos vividos, de los gritos de dimisión, se acariciaba el final feliz, cuando de nuevo entró en acción Bernardino, después de hoy, un árbitro simplemente nefasto. El trencilla volvió a comerse un penalti, de nuevo sobre Higuaín, dejó continuar la jugada, el argentino mandó el balón al travesaño y en la continuación Robben se gana la expulsión por un plantillazo. Era su segunda amarilla y enfiló el camino a los vestuarios. Tampoco estará en Barcelona.
Con un hombre más, y Capel sobre el campo, la contra del Sevilla fue letal. Con el encuentro partido, y el Madrid tratando de aprovechar la inercia para encontrar el gol de la victoria, llegó la sentencia sevillista. Renato fue el ejecutor, tras una buena jugada de Kanouté, que había dado una exhibición, como siempre que pisa este estadio. El Madrid no perdió la cara al encuentro, lo intentó hasta el último momento, pero había demasiados adversarios en frente. El verdugo Bernardino había propiciado ya un mortal golpe a los madridistas.