Liga BBVA | Atlético 4 - Racing 1
Exhibición del gigante Forlán
Hizo dos goles y dio los otros dos. Simao y Agüero también marcaron. El Racing se adelantó y dominó con diez. Roja a Navas. El Atleti acorta distancias
El Racing se fue a la ducha agitando la cabeza incrédulo. Había realizado un partido más que digno, dominando en muchos minutos, y se llevó cuatro. No es el primero que abandona así el Calderón, ni será el último. Porque el Atleti no juega al fútbol, pero a menudo tampoco lo necesita para ganar. Le basta con no dispararse demasiados tiros en el pie y pegar pelotazos adelante hasta que alguno es controlable para Forlán, Simao y Agüero. Entonces el gris gusano se convierte en mariposa de mil colores. En todo el mundo, las delanteras de este nivel se cuentan con los dedos de una mano. Si alguien les hiciera llegar el balón en condiciones... Pero eso ya es ciencia ficción, volvamos al Racing.
Como sucede un día sí y otro también, los de Muñiz ya la habían liado antes de que el Atleti se enterase de que había empezado el partido. Tampoco es nada nuevo que Heitinga cometa un penalti tan tonto que uno empieza a dudar si alguna vez en su vida ha jugado de central o el chico se está quedando con la gente. Un cómico pase de baile, saltando y metiendo la pierna atrás cuando Tchité no llegaba ante Leo Franco, permitió al Racing adelantarse a los 7 minutos.
Y durante un buen rato el partido fue cántabro, con Pereira, un talentazo peso pluma, revoloteando alrededor del área sin que nadie fuera capaz de detenerle. Y cuando no pasaba nada, gol del Atleti. Los tres mosqueteros al rescate. Agüero mete un buen centro al punto de penalti, Forlán deja de cabeza y Simao, otro diestro sospechoso, suelta un zurdazo a la escuadra. El Racing había mandado una eternidad y el Atleti, un suspiro. Empate. El talento no entiende de justicia.
Con la igualada, Forlán decidió ganar el partido, acompañado o en solitario, le daba igual. El uruguayo es un equipo de un solo hombre: un toro físicamente, un líder, un goleador, un pasador, mediapunta y ariete, zurdo, diestro y cabeceador. Un escándalo. Antes del descanso, César Navas fue el único en oscurecer su show, con una entrada terrorífica a Assunçao, que aún debe estar dándole gracias a todos los dioses por poder caminar. Roja directa.
La ventaja mínima que necesitaba Forlán. En lo que el Racing pensaba qué hacer con diez, el rubio le metió un pase perfecto a Agüero, que controló y definió con la superioridad de quien juega con sus sobrinos. Adiós sequía. Mientras lo celebraba, Garay aún intentaba recordar cómo era aquello del fuera de juego. Kun estuvo inspirado toda la noche, llevándome a exclamar algo que jamás pensé que diría de un tío: "¡Cómo utiliza el cuerpo!".
El descanso llegó con 2-1, once contra diez y la sensación de que el Atleti lo tenía hecho. Ja. Hablamos del Atleti, recuerdo. Primero, le descentró Medina al señalar un penalti (que fue) de Munitis a Maxi y recular a instancias de un juez de línea que estaba más lejos que él. Árbitros. Después terminó de sacarle del partido el Racing, donde Muñiz se mereció un premio por no meter otro defensa tras perder a Navas.
Notable Racing. Colsa y Lacen se comieron a Assunçao y Maniche, que está volviendo a su antiguo ser. Glubs. Arriba, Munitis apareció más y Pereira siguió a lo suyo: burlar a Heitinga. Mientras, Pernía se veía devorado por su propio personaje: cada día tiene que hacer unos despejes más ridículos que el anterior. Así las cosas, el pobre Ujfalusi se pasa el día cuidando las plantas del vecino y deja su casa demasiado rato sin vigilancia. Cualquier día le roban. No será culpa suya.
El dominio era total, el Racing tenía que empatar, ¿no? Pues no. La vieja historia. Dos fogonazos de Forlán, un tremendo zurdazo y un cabezazo, y the end. Ojo a los secundarios: en el primero, Medina, un adicto al caos, que no pitó una falta de Assunçao a Lacen, y en el segundo, Seitaridis, que ha sido escuchar que iban a fichar otro lateral y ponerse a jugar de maravilla. ¿Cómo se dice bon vivant en griego?
Los últimos minutos sirvieron para que Forlán recibiera mil ovaciones, varias menos de las merecidas. Los rojiblancos se acercan a la cabeza jugando, básicamente, con tres futbolistas. ¡Pero qué tres! Pregunten al Racing, su última víctima. Forlán, Simao y Agüero, un lujazo.