Los aficionados del Feyenoord dejaron un rastro de incidentes y destrozos durante los dos días que estuvieron en A Coruña. Los holandeses hicieron honor a la fama de peligrosos que les precedía en varios locales de hostelería de la ciudad. Riazor también pagó las iras de los ultras, que destrozaron más de 50 asientos de la esquina de Preferencia Superior y Pabellón, donde habitualmente se sientan las aficiones rivales cuando visitan al Deportivo. En la reunión de seguridad posterior al partido, con la presencia de los dos clubes, la Policía y los informadores de la UEFA, la directiva del Feyenoord lamentó los incidentes y se comprometió a pagar los destrozos. En Riazor estuvieron unos 1.100 aficionados holandeses. Curiosamente, los desperfectos se causaron en la zona de los seguidores que llegaban controlados desde Holanda y no en la grada en la que estuvieron los que llegaron sin entrada.

Ante el juez.

El Deportivo no tendrá que pagar los destrozos, pero no tuvieron tanta suerte algunos empresarios de la ciudad. Tanto el día del partido como el anterior se sucedieron también los incidentes. Sin ir más lejos, el miércoles fue detenido un aficionado holandés tras haber roto presuntamente las lunas de un establecimiento situado en el Paseo Marítimo, en las inmediaciones del estadio. Ese seguidor pasó ayer por la mañana a disposición judicial.

No es la primera vez que la afición del Feyenoord se ve envuelta en incidentes todavía más graves. Hace dos años, un partido de Copa de la UEFA en Francia contra el Nancy acabó entre gases lacrimógenos y con enfrentamientos entre las fuerzas de seguridad francesas y los hinchas holandeses. La reacción de la UEFA fue fulminante y expulsó al Feyenoord de la competición.