El Racing baila y 'Tintín' peligra

Liga BBVA | Racing 3 - Espanyol 0

El Racing baila y 'Tintín' peligra

El Racing baila y 'Tintín' peligra

Los goles de Marcano y Serrano, más la perla de Pereira, tumban al Espanyol. Munitis y Toño, las claves. El técnico 'perico', contra las cuerdas

La magia del fútbol, lo que engancha y fideliza siempre son los goles. Pero, lo que le hace único y terapéutico son las emociones que regala. Pocas diversiones como ésta modifican un panorama tan radicalmente en cuestión de días y convierten, de golpe y sin avisar, la preocupación en jolgorio. Y viceversa. Basta con ver a Muñiz y a 'Tintín'. Al Racing o al Espanyol. Y, sobre todo, a las masas que los alentar. Todos ellos han recorrido ese camino en unas semanas. Los cántabros lo iniciaron en la preocupación y la duda y han llegado hasta el estado de euforia actual. La ruta de los blanquiazules (líderes en la segunda jornada) ha sido a la inversa y su técnico peligra en estos momentos al hacer de guía.

El cambio de actitud ha tenido mucha parte de culpa en el Racing. El resto lo ha puesto Munitis que, escorado a la banda derecha, brilla como nunca. Ayer no marcó pero los goles de Marcano, Serrano y Pereira se cocieron en sus botas. El mejor de todos sus pases, y el más recordado, es el último, por ser ensalzado tras la magistral finalización del gallego: tumbó al portero y entró con el balón dentro de la portería. La guinda perfecta. Con él, el Racing firmó su repaso a un Espanyol que gozó de sus ocasiones y al que lo condenó su retaguardia. 'Tintín' deberá poner orden. Si le dan tiempo para ello....

Pegada decisiva. La primera mitad fue mucho más igualada de lo que el descanso dicta (2-0). La actuación del Racing entonces fue buena pero, sobre todo, efectiva. Lacen dio mucha velocidad al juego cuando el balón le perteneció. Los laterales defendían con criterio y atacaban por sorpresa. Doblando y centrando. Como los que se veían en blanco y negro. Munitis, una vez más, fue el que dotó al equipo de la movilidad que antes faltaba cuando le ponían grilletes. Su guante relució a balón parado, por ambos costados, en largo y en apoyo. Una falta escorada a la izquierda, por donde transita Serrano, sirvió al ariete para poner el primer tanto de rosca. Kameni cantó y Marcano empujó el rechace. Valdo quiso enmendar el error en la línea. Pero no hizo más que subrayarlo. Se escurrió y no despejó.

El segundo tanto también se originó en la cabeza y botas de Munitis. Esta vez desde la derecha y con su pierna menos buena. Polivalencia lo llaman. Entre Valera y él habían robado la cartera a Nené. El del Pesquero centró, Lacruz no fue contundente y su despeje defectuoso llegó a Serrano que, sin pensarlo, empalmó y sentenció a su ex equipo. Qué cruel.

El Espanyol se mostraba dubitativo atrás. Y no sólo en los goles. Cada pelotazo local era una bomba. Cada córner una amenaza. Únicamente, el conjunto blanquiazul contrarrestaba tanta bisoñez con su mortal ataque. La velocidad de Valdo y Nené dieron problemas a los de Muñiz y soluciones a sus dos delanteros, cuya calidad quedó sobradamente demostrada.

Tamudo pudo con Garay siempre que lo encaró. No se sabía quién de los era el veterano. Por su parte, Luis García también hizo de las suyas. Sólo Toño y su espectacular estado de forma evitaron que el ariete marcara. La mejor ocasión visitante apareció cuando el descanso ya asomaba. Luis García disparó desde la frontal con mucho veneno y el meta alicantino no sólo despejó su zarpazo, sino que repelió el rechace de Tamudo.

La magia. Un penalti discutido a Pereira en el 36' pudo ser la puntilla pero, o el delantero exageró su caída o los árbitros ya comienzan a conocer su devoción por gatear.... Aunque puede que Pereira quisiera dejar su bella estocada para el final, con la que se destapó la mala imagen perica y se agitaron las banderas verdiblancas. El disparo al palo de Luccin, el doble fallo de Tchité y Munitis a bocajarro y la respuesta de Moisés ya eran relleno. Lo realmente trascendental era inamovible. Por ello, el secretario técnico del Espanyol, Paco Herrera, se fue de El Sardinero apresurado y sin hacer declaraciones, la cena de la plantilla en Santander (donde durmió) pareció un velatorio y la parroquia local, por contra, salió del estadio mirando el mapa de París. El fútbol y sus volteretas...