El Rico Pérez va camino de convertirse en el mejor aliado de los rivales del Hércules. El equipo blanquiazul todavía no ha perdido en Alicante pero la inercia positiva que hace poco le catapultaba hacia el triunfo y le aferraba al liderato, se ha acabado. El Castellón, sin hacer nada del otro mundo, dibujó el partido que le convenía, se adaptó mejor al pésimo estado del terreno de juego y a punto estuvo de asaltar un campo en el que aún ningún equipo ha salido victorioso pero donde tampoco pierde casi nadie. Lo podría haber hecho el Castellón si Calatayud no hubiera firmado un paradón a Ulloa, o si Caballero Herreros no hubiera anulado un gol legal al delantero argentino, mediada la segunda mitad.
El primer asalto de tanteo en todo derbi que se precie se alargó en el tiempo debido al lamentable estado del terreno de juego. Los jugadores más técnicos de Hércules y Castellón se afanaron en intentar adaptarse al campo de minas pero los Tote, Arana, Farinós, Mario Rosas y compañía pronto comprendieron que debían cambiar la floritura por la practicidad. Así llegó el primer lanzamiento con peligro. Arana, en un falta indirecta, lanzó un derechazo que silbó en el palo de Calatayud.
La lesión de Mora debilitó todavía más la defensa albinegra y Abel tuvo que improvisar con López Garai, hasta entonces sombra de Tote, como central marcador. El nuevo percance orellut espoleó a los blanquiazules que empezaron a trenzar alguna jugada de peligro. Tote se alió con Tuni y, sobre todo, Farinós, y las ideas comenzaron a florecer pero siempre les faltó una cuarta para fabricar algo decente. Sin embargo, fue en un pase interior de Abel Aguilar a Sales cuando se cantó el gol. Pero el sevillano, incomprensiblemente, lanzó fuera cuando le acompañaban dos compañeros para empujarla.
Tras el entreacto, el Hércules salió dispuesto a no repetir lo vivido ante el Xerez. De entrada, intentó percutir con Delibasic en una presunta dubitativa pareja de centrales pero los delanteros locales caían en fuera de juego una y otra vez. Sin embargo, Ulloa tiró del Castellón hacia arriba. Primero marcó de cabeza pero el asistente de Caballero Herreros le arrebató la gloria. Después, se enfrascó en una batalla aérea con César del que salió victorioso. Y para postre, enganchó una volea que Calatayud tuvo que enviar a córner en lo que significó la parada de la jornada.
El Castellón achuchaba y la expulsión de Aguilar hizo el resto para que el Hércules aceptara el punto como bueno. Con diez, se defendió bien y lo fió todo a una contra que con Deli asfixiado, Sendoa, más preocupado por defender, y Gerardo, negado con el balón en los pies, se convirtió en una utopía. Mantecón pudo rematar a su ex en el 93' pero su tiro se fue fuera por poco.
