La necesidad tinerfeña de recobrar parte de la notoriedad dilapidada en este último tramo liguero propició un vivaz y enérgico inicio ante un equipo donostiarra que, si bien no dio excesivas facilidades, si que se mostró lo bastante cauto y, sobre todo, prudente, por lo que apenas rondó el área local. En los primeros minutos Bravo recibió el primer sobresalto cuando su compañero Labaka despejó a córner un erróneo despeje del propio meta, pero el balón se fue a escasos centímetros del poste, mientras que Alfaro poco después y en dos ocasiones con sendos disparos lejanos también le puso en aprietos.
Al filo de la media hora fue Juanlu el que también atemorizó al cancerbero con un disparo cruzado, que se fue lamiendo el palo, después de rozar levemente en un defensor. Los de José Luis Oltra se adueñaron prácticamente del control de balón asediando con mucho peligro a un conjunto donostiarra de Lillo, que se veía incapaz de contener estas acometidas, sobre todo por las bandas, pero con nulo acierto local en el remate final. Los donostiarras apenas mostraron propósito ofensivo alguno, puesto que su solitario delantero turco Necati nada pudo hacer ante la mayor fortaleza de sus marcadores, lo mismo que Moha, que tampoco rentabilizó sus dos aproximaciones al área de Aragoneses.
El encuentro se reanudó con los mismos términos del periodo anterior, aunque en esta segunda parte fue el turco Necati el primero en disparar con cierta intención, pero el balón tomó una dirección bastante desviada de la portería. Después de quince sosegados minutos para Bravo, el goleador Nino se adentró con mucha velocidad en el área visitante y de un disparo cruzado intentó sorprender al meta, pero éste con otra acertada intervención rechazó el balón, para que un defensa alejara definitivamente el peligro.
Los locales continuaron empecinados en importunar a Bravo, primero Kome con un lanzamiento a media altura en el minuto setenta, y tres más tarde fue Nino el que también probó fortuna desde una posición similar, pero esta vez cruzó excesivamente su disparo. Pero tanta insistencia local tenía que proporcionar sus frutos, y justo los dio en la recta final, cuando un combinación entre Juanlu y Marc Bertrán permitió al defensor rematar a placer sobre un inerme Bravo que sólo pudo mirar como el balón se alojaba en su meta.
Pero cuando todos hacía presagiar ya la victoria local llegó el cabezazo de Labaka que tras tocar en el poste se alojó en el marco de Aragoneses, concluyendo así un encuentro que deja un muy mal sabor de boca a los locales, lo contrario que su rival, que vio excesiva recompensa a los méritos mostrados.
