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Internacional | Italia

Cassano: "Comida y sexo forman la noche perfecta"

'Il Talentino' se confiesa en su autobiografía 'Lo digo todo'

J. V. Catalán
<b>RELAJADO. </b>Cassano, en el banquillo del Nou Estadi de Tarragona.
jesús aguilera

Fui pobre, pero tengo que precisar que no he trabajado en mi vida, quizá porque tampoco sé hacer nada". Quien así habla es Cassano, que ha aceptado escribir su biografía (Lo digo todo) a cuatro manos con el periodista Pierluigi Pardo, un libro que saldrá a la venta el 19 de noviembre.

No es cierto que no sepa hacer nada. Es capaz de producir genialidades, tanto con los pies como a la hora de confesarse. "Si no fuera por aquel gol al Inter en 1999 (el que le lanzó a la fama siendo casi un juvenil) ahora sería un tironero o un ladrón: un delincuente", afirma serenamente. "En la escuela sólo sacaba doses: un resultado extraordinario fruto de un empeño constante".

En uno de los pasajes más jugosos se dedica a criticar a casi todos los entrenadores que ha tenido, especialmente a Capello: "En Tarragona me tuvo calentando todo el segundo tiempo en la banda junto a Ronaldo. En el vestuario le dije: 'Eres un hombre de m Eres más falso que el dinero del Monopoly". Pero el ex técnico madridista no fue el único aludido: "A Luigi del Neri no se le entendía un c Todo lo que decía tenía dos caras. A Gentile lo detestaba. El único entrenador con el que no me he peleado es Fascetti".

Pero las confesiones sobre su vida privada son las que permiten entender su peculiar manera de ser: "En Bari practicábamos el fútbol entre los bancos de la calle. Todos se peleaban por jugar conmigo y luego apostaban 20.000 liras a que ganaba el equipo en el que estaba yo. No era estúpido: les pedía un porcentaje. En el barrio era habitual ver disparos y ambulancias. He sido durante 17 años un desgraciado y nueve, millonario. Me quedan ocho años para estar empatado".

Cassano se atreve hasta con su vida amorosa: "He tenido cuatro novias en 11 años, son pocas. Pero a cambio he estado con 600 o 700 mujeres, unas 20 de ellas del mundo del espectáculo. He jugado grandes partidos después de hacer el amor. Un día me dieron las 6 de la mañana con una amiga y luego ganamos 4-0 a la Juve. En Madrid era más fácil porque vivía en un hotel y podía invitar a la chica que quisiera y luego devolverla al corazón de la noche. Tenía un camarero amigo. Me subía tres o cuatro croissants después de haber hecho el amor. Quedábamos en la escalera y hacíamos el cambio. Él se llevaba a la mujer y yo me quedaba con los bollos. Sexo y comida, la noche perfecta".