Copa del Rey | Valencia 3 - Portugalete 0
Míchel alegra el trámite
Noche plácida para los chés, que golearon sin forzar
Lo bueno del 1-4 de la ida es que el Valencia no era susceptible de sufrir el 'efecto Real Unión' y llevarse un susto copero. Mientras el Madrid se lamentaba y el Barça sufría, los de Emery afrontaban su noche más plácida y se permitían formar con suplentes y canteranos para liquidar el trámite con los menores sobresaltos posibles. Así fue, máxime cuando el rival llegó sabedor de que iba a la pelea sin armas, con lo que mejor no iniciar ninguna pelea y disfrutar de una noche histórica. El Portugalete también cambió su once, para que todos los miembros del plantel tuvieran su dosis de premio. No era noche para machadas. Pura burocracia.
Eso sí, los vascos tampoco quisieron llevarse un saco así que, de arriesgar, nada de nada. Plantaron diez jugadores basculando ante su portero y que el Valencia hiciera lo que pudiera, que en el primer acto no fue mucho. Los chés estaban desenchufados, pues los que estaban sobre el césped sabían que lo que allí hicieran de poco les iba a servir y el sábado serán suplentes o regresarán al filial.
Así las cosas, el partido sirvió para que Arturo debutara en el primer equipo, aunque al descanso se tuviera que marchar tocado, y Ximo Navarro acumulara minutos desde el inicio, sintiendo en sus carnes que Mestalla es otra cosa y que, aunque esté vacio, impone, quizás por eso no brilló tanto de inicio como en Barakaldo, pero se fue arriba con atrevimiento en cuanto tuvo ocasión. Pese a la poca intensidad, a los locales les bastó con amagar con que apretaban para que Angulo robara a un central y encarase con comodidad para hacer el 1-0. El asturiano tuvo el segundo, pero terminó lesionado en esa jugada.
Antes había entrado Míchel, el jugón del filial, que tenía a su colonia de fans desplegada por todo el estadio. No les defraudó y, tras un par detalles de arte, hizo el segundo con una acción de calidad, regate con la diestra y zurdazo a la red. El chaval lo sintió en el alma, lo celebró como se merecía. No todos los días uno debuta en su estadio y marca. Di que sí, Míchel, la ocasión lo merecía y el fútbol necesita jóvenes que lleguen con ese desparpajo, con ese hambre y que sientan la camiseta como la grada exige. Si los hombres sí lloran, lo suyo anoche bien merecía unas lágrimas.
Y ahí estuvo lo mejor del partido, pues después el choque volvió a caerse, aunque Pablo Hernández aprovechó para hacer su primer tanto con la zamarra blanquinegra, por aquello que dijo Emery de que siempre hay alguien mirando, de que todos los minutos cuentan. Esa lección no se la aplicó Zigic que, desquiciado, erró tres ocasiones claras, sabedor de que está lejos de un once al que sigue llamando con fuerza un gran Vicente Rodríguez, que hizo media hora tremenda.