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Copa del Rey | Real Madrid 4 - R. Unión de Irún 3

La victoria de la Unión

Eneko Romo, a un minuto del final, eliminó al Madrid. Magnífico partido del Real Unión. Sólo Raúl sostuvo al Madrid. Golazo del joven Bueno

Los jugadores visitantes celebrando la victoria
Los jugadores visitantes celebrando la victoria

Gloria para el Real Unión, que 84 años después tumbó al Madrid en la Copa. Vergüenza para su rival, que por vez primera cae contra un equipo de Segunda B a doble partido. Viva la humildad y muera la arrogancia. Y un respeto para la historia y los escudos en el pecho: el Real Unión de Irún, cuyo origen se remonta a 1902, supera 5-1 a sus adversarios de blanco en su balance copero. A ver quién devuelve ese guante.

Eneko Romo cabeceó en el minuto 89 un balón que significa gloria y que podría suponer para el club un impulso de valor incalculable. Ya comentamos en la previa que equipos como el Numancia, Alavés, Mallorca, Getafe o Racing han asegurado sus cimientos y elevado su autoestima desde las proezas coperas. Y eliminar al Madrid lo es. Eliminarlo en su propio estadio, ante 70.000 personas, marcando tres goles, apostando por las rotaciones, sin cegarse por la ambición, educadamente.

Eso logró el equipo del gran Iñaki Alonso. Pegó el primero y el último. Cabalgó sobre la ilusión del grupo y resistió los aguaceros cuando los hubo. Salió con fuerzas y siguió corriendo sin ellas, convencido de que los milagros son parientes del esfuerzo.

Para el Madrid lo ocurrido no es un accidente, es la cruda verdad. El Real Unión no sólo le ha eliminado, le ha hecho una auditoría. Ha descubierto sus miserias, las mismas que apuntó hace tres días, aunque disimuladas por los cuatro goles de Higuaín. Son los viejos problemas, la falta de talento en los recambios, la mala confección de la plantilla, la contaminación que ha provocado el entrenador con su insoportable jactancia. Cuesta alcanzar el estado de felicidad y es muy fácil perderlo. Eso pasó.

Ruina.

El Real Unión destrozó lo poco que quedaba en pie de la defensa del Madrid, una ruina sin Pepe. Gozó de tres ocasiones en nueve minutos y marcó en el 13'. Abasolo, que chorrea clase, controló un balón en el área y batió por bajo a Dudek. Fallaron, sucesivamente, Marcelo y Salgado. Al gallego le queda, al menos, el orgullo de una carrera que fue notable, pero al joven le condena, aun antes de empezar, la falta de sustancia, la terrible mediocridad.

Raúl empató gracias a la inseguridad de Eduard, que fue el único del Real Unión que sintió miedo. El portero se quedó aterido a media salida y el capitán completó el cabezazo. Así se llegó al descanso.

Salcedo volvió a adelantar a los irundarras al aprovechar un pase en profundidad y Raúl volvió a marcar a pase de Saviola. Con empate a dos, Schuster tuvo a bien dar una oportunidad a Alberto Bueno. El chico respondió marcando un gol de estrella mundial: se revolvió junto al vértice del área grande, sector izquierdo, y mandó un obús a la segunda escuadra. Es increíble que un jugador así, de 20 años ya, haya estado recluido en el Castilla mientras por el Madrid pasan todo tipo de bodoques en prácticas.

Raúl consiguió el cuarto con un centro al área que no llegó a tocar Bueno. Parecía suficiente, pero no bastó. El Real Unión apeló a la casta y al orgullo, al escudo, al honor que se hereda. Fue entonces cuando voló Eneko Romo, que ya tardará siglos en bajar.