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Liga BBVA | Décima jornada

Multifútbol

Cuatro goles de Etoo en el placentero set que hizo el Barça y cuatro también de Higuaín, pero estos montados en la épica de un Madrid que agota noches de locura antes de tiempo. También el Villarreal sigue anclado a la cabeza, al igual que un Sevilla que ante el Recre recuperó el sabor de la victoria tras una racha de derrotas.

Higuaín
daniel sastre

Rossi y la liga de los goles tempraneros

Vivimos una Liga de goles madrugadores, ahí quedó ese zambombazo de Rossi a los 30 segundos. Y, con permiso del Almería ayer o del Atlético en el derbi madrileño: para el aficionado imparcial, los partidos así se vuelven deliciosos. Se come los sesos la International Board buscando leyes que extingan el catenaccio y tal vez la solución, tan atrevida como imposible, estaba aquí. Dejo una propuesta que espero no vaya a ser tomada en serio: ¿Por qué no empieza siempre uno de los dos equipos ganando? Se impone ya el gol en el minuto 1, ese que convierte al que va perdiendo en kamikaze, que inclina los encuentros hacia el abismo. Que hace del fútbol algo tan emocionante.

La fuente de cacho es un himno de fútbol

Gran idea la de Carrusel de editar sus canciones, banda sonora de nuestras vidas, para disfrute doméstico. Quizá habría que sacar también una recopilación de los himnos, oficiales u extraoficiales, que suenan estos días por los estadios de España. Como aquel Centenario sevillista, o esa Fuente de Cacho que El Sardinero, lleno hasta la colcha, volvió a entonar ayer. Escucharla es una manera de vivir en domingo, sintiendo fútbol o cualquier otra pasión. Con el espíritu festivo que esta tierra nos legó, pero también con la competitividad que Nadal y la Eurocopa nos han regalado. Sí: es posible que hayamos venido a emborracharnos. Pero el resultado ya no nos da igual.

Etoo, con Guardiola

Etoo: 13 goles en 10 jornadas. Da la impresión de que en este Barça avasallador cualquier nueve decente llevaría al menos una decena de goles, pero no opinará lo mismo Henry, que se harta (y hartó ante el Valladolid) de fallar delante de la portería. Cabría preguntarse si la resurrección de Samuel no es también algo que adjudicar a Guardiola. Se estarán tirando de los pelos aquellos que no se atrevieron a pagar la millonada que vale ahora el punta camerunés, pero, ¿de verdad quería venderlo el Barça? Quién sabe si declararle transferible y no traspasarle después no fue más que una estrategia para lograr que despertara, otra gran maniobra de un entrenador, el culé, al que cada día descubrimos nuevas virtudes. Como esa discreción y ese respeto a los rivales... aunque luego su equipo les meta seis.

Villa no marcó: una noticia y una decepción

Escribió Bolaño que estamos preparados para la amistad, pero no para los amigos. Nosotros, hombres de balón, estamos preparados para el fútbol pero mucho menos para los futbolistas, dioses de mentira sobre cuya cabeza pesa la más miserable de las mortalidades: la de la impotencia del que se creyó indestructible. Un día llega una torcedura; un mes, un desgarro; un año, un ligamento y una década, la retirada. Les amamos casi siempre y les odiamos cada vez que nos decepcionan aunque la rabia (qué tendrá la pelota, que le borra pronto el rencor al futbolero) suela durarnos sólo un momento. En una jornada abonada a los cuatro goles, de Etoo en Barcelona y de Higuaín en el Bernabéu, muchos esperaban a Villa frotándose las manos, pero el Guaje se quedó sin mojar. Eso es noticia y, hasta que vuelva a marcar (que será pronto), una pequeña decepción.

El personaje: Higuaín

En el once del Madrid no había más delanteros. Sólo estaba Higuaín, que ante el Málaga salía con la doble misión de hacer olvidar a Van Nistelrooy y ocupar el sitio, físico y sentimental, de Raúl. Demasiada carga sobre los hombros de un chaval al que Schuster no ha dado aún el premio de la titularidad asegurada. Parece oportunista subirse al caballo de sus cuatro goles, peroestas no son las primeras líneas de elogio que se le han dedicado aquí al Pipita. Dice Maradona que no le lleva porque no le ve determinación, y eso suena cínico. Primero, porque el Bernabéu es un lugar donde la determinación viene de serie. Y después, porque Higuaín, más que determinación, es pura alma, ventana desde donde mirar al mundo con optimismo. Ni siete, ni nueve: el alma no lleva dorsal. El alma es infinita, como el hambre de éxito de este franco-argentino (sí, Diego, has empezado mal: el Pipita debería vestir ya la albiceleste) de apenas 20 años.