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Liga BBVA | Racing 1 - Sporting 0

Muñiz arriesgó y Preciado lo pagó

El Racing jugó con cuatro arietes 45 minutos. Camacho ayudó a Tchité en el gol. Navas cabeceó al larguero y Diego Castro pudo empatar al final

<b>CONTUNDENCIA. </b> Los dos equipos mostraron su fuerza y empuje a lo largo de todo el partido. Pinillos se adelanta a Bilic en un lance del encuentro.
CONTUNDENCIA. Los dos equipos mostraron su fuerza y empuje a lo largo de todo el partido. Pinillos se adelanta a Bilic en un lance del encuentro.

Este Racing es otro. Puede que durante muchos minutos acumule tantas imprecisiones como antes. Síntoma de que sigue habiendo mucha precipitación o que no hay calidad para esperar más aciertos. Depende de la lente con la que se mire. Pero su mentalidad es distinta. Qué digo, opuesta. Y todo porque Muñiz ha obligado a tiempo a su equipo a modificar su disposición sobre el terreno de juego. La manera de defender y el descaro para atacar. El técnico puso durante la segunda mitad a los cuatro delanteros que tiene en la plantilla, cuando otras veces se hubiera abrazado al empate que reinaba. Con cambios discutidos y estrategias numantinas. Y por ello tuvo recompensa. Ganó y se afianzó. Adiós crisis; bienvenida tranquilidad. Y, además, frenó la gran racha del Sporting tras cuatro victorias seguidas y le dio hasta para mirar a la grada y pedir con gestos su cariño y más calor. Sin duda, el asturiano ha sorteado la hoguera y se ha subido a un pedestal. Y desde ahí respirará, por un tiempo, sin presiones tan dañinas para un equipo bautizado como el Racing de San Tchité.

Sigue la racha.

Porque aunque la plantilla entera es responsable de esta reacción, el burundés, con sus goles, ejerce de héroe. Y por tercera vez. Si en Valencia tiró del carro con un hat-trick y tres días después, frente al Schalke, mantuvo vivo el sueño de la UEFA; ayer sacó definitivamente a su equipo del pozo. El árbitro no le dio el gol, ya que su disparo pegó en Camacho y desvió de manera trascendental su trayectoria. Pero lo forzó, que tiene el mismo valor e igual reconocimiento público.

Su tanto nombró al conjunto cántabro como justo vencedor ya que gozó de más y mejores ocasiones. Sobre todo en la primera mitad. Entonces, Pereira avisó al fallar a bocajarro. Un error que es consecuencia de la falta de pausa que afea al gallego. Ha de aprender a intercambiar el ritmo. Hace todo con la misma intensidad y, aunque es aplaudible, no es eficaz.

Munitis, en un estado de forma ascendente, echó más leña al fuego después al rematar un servicio atrás del propio Rata que, de no haber sido por Neru, hubiera sido gol. El Racing aparentaba ser el dueño, pero su mejoría no duró mucho más. Pronto se evaporó.

Sin embargo, lo de Navas fue más allá diez minutos después. En el 32: estrelló un cabezazo en la cruceta. Sepsi sacó la falta lateral con rosca, fuerte y al punto de penalti. Donde debe. En ese espacio que queda entre el portero y su defensa. La avenida de la duda. Navas superó por alto a todos sus defensores. Ese tanto hubiera coronado su enésimo gran partido porque, aunque el éxito siempre se los reparten los de arriba, los méritos nacen muchos pasos antes. Junto a Toño y entorno a la dupla Navas-Marcano.

Rival sin pegada.

El Sporting, por su parte, decepcionó. Fue mediocre, no tuvo chispa ni profundidad. Únicamente Diego Castro tuvo ideas e incluso pudo empatar al final de no haberse topado con un gran portero en estado de gracia. Comenzó con ánimo, presión y buena disposición. Era contundente atrás y se escalonaba con criterio en la medular, pero desde ahí comenzó a mostrar sus defectos. El primero es que anda cojo y, sin darse cuenta, vuelca todo su juego hacia la izquierda. Luego, depende demasiado de la pegada de Bilic y, para terminar, acumula muchos jugadores en la mediapunta. El lugar preferido por aquellos que no poseen el sacrificio ni la recuperación para hacerlo diez metros más atrás. Y el espacio para los que no atesoran ni la llegada ni el olfato para intentarlo diez más delante.

Aun así, no hay que engañarse. Lo de Preciado tiene un gran mérito. Subir a este equipo y mantenerlo con posibilidades de no descender es para alabar. Sufrirá, pero tiene muchos jugadores con experiencia en el barro y, aunque fallen, casi siempre atacan sin miedo. Ayer, salvo al principio, hizo lo contrario. Justo lo que el Racing defendía a ultranza hace unas semanas. Y ha quedado demostrado, para unos y otros, que el que arriesga, gana y enamora.

El detalle. Muñiz saludó a viejos amigos

El de ayer fue un encuentro especial para Preciado (cántabro) y Muñiz (asturiano). El técnico del Racing saludó a viejos amigos. Uno de ellos es el médico del Sporting, Gonzalo Revuelta. En la imagen posan junto a Juanjo, ayudante de Muñiz y ex portero del cuadro asturiano.