Málaga se divide entre orgullo e indignación

Málaga conjuga sentimientos encontrados después del partido del Bernabéu. Aunque empieza a quedar lejos la noche del sábado, en la capital de la Costa del Sol no se habla de otra cosa. Porque la afición blanquiazul está orgullosa de su equipo. Plantaron cara a todo un Real Madrid y les hicieron soñar con un triunfo histórico. Además, la imagen fue muy buena. Sin ir más lejos, en el viaje de vuelta a Málaga, al llegar a la estación María Zambrano, los aficionados que compartían AVE con la plantilla improvisaron un pasillo de campeón para despedir a sus héroes. No obstante, todavía se escuchan los ecos de la actuación de Iturralde González, que encrespó a la parroquia malacitana. "Nos han robado, te quedas con cara de tonto", fue la frase más repetida por los seguidores de Málaga.

Para los malaguistas, hay más de una jugada determinante. Tras ver las imágenes repetidas por televisión, la mayoría de aficionados considera que la mano de Weligton fue fuera y que el penalti de Calleja fue un piscinazo de Higuaín, que además debió ver la segunda amarilla por simular la falta. También se reclama un posible penalti de Heinze a Weligton. El show de Iturralde no ha terminado para los blanquiazules.

Pero las protestas de la afición se sostienen también en las declaraciones de los futbolistas del Málaga. "Todo el mundo ha visto que el árbitro ha influido. Se te queda cara de tonto", asegura Jesús Gámez. Como el lateral, Calleja aún no se lo cree: "Cuando caía Higuaín, sabía que iba a pitar penalti. Se nos queda cara de tontos. Siento una rabia e impotencia tremenda".

Weligton es uno de los más afectados: "Mi mano, por poco, fue fuera del área. También Heinze me hizo un penalti y no lo señalaron. El árbitro se equivocó e influyó en el resultado". Así está el ambiente en Málaga.

Caras largas en el entrenamiento

Aunque el equipo está contento por el papel realizado en el Bernabéu, en algunas fases del entrenamiento de ayer hubo caras largas. Hay insatisfacción porque la gente es consciente de la oportunidad perdida. De todas formas, Málaga señala al culpable: Iturralde.