Noviembre acostumbra a ser un mes negro en la historia del barcelonismo moderno. La leyenda la comenzó Louis van Gaal, con su famosa libreta bajo el brazo; luego la continuaron Lorenzo Serra Ferrer, Carles Rexach y en algunas ocasiones, Frank Rijkaard. Parecía que en los últimos años la historia había cambiado, pero ayer volvió la tradición. Después de hacer un flojo partido, Andrés Iniesta levantó las manos en el minuto 67. Algo fallaba. El recto anterior de la pierna derecha se plantó y le vino a decir: "Andresito, a descansar mes y medio". La cara del manchego se quedó aún más pálida y desde un primer momento supo que el pinchazo era algo grave. Hoy le harán pruebas que confirmarán el primer diagnóstico, que de ser acertado, privarían al futbolista de volver hasta mediados del próximo mes al equipo.

Pero eso no fue la única noticia negativa. Posiblemente huyendo de sus principios, Pep Guardiola creyó que el partido estaba ganando antes de salir al terreno de juego y puso de salida un equipo descafeinado, con estrellas, cierto, pero sin las piezas que hacen mover todo el engranaje que ha acostumbrado a los culés a soñar con históricas goleadas. Pese a que Laporta habló de "buena imagen" cuando acabó el partido, la realidad fue más bien diferente. El Barça aburrió y pareció aquel equipo en el que Litmanen, Geovanni y Rochemback eran los llamados a devolver el entusiasmo al culé.

Ilusión.

La generó Messi cuando salió al campo y a los tres minutos superó a Costanzo. Fue el momento en el que todos creyeron que el argentino llevaba las llaves de la máquina, pero ni él ni Xavi pudieron ponerla en marcha. El Barça no arrancó, le faltó fluidez en el juego y los suizos supieron frenarlo en seco. Hacía tiempo que no sucedía, pero el equipo de Guardiola aburrió y perdió a Iniesta por lesión.

Guardiola: "El empate nos vendrá bien"

"La lesión de Andrés es una mala noticia para todos. Nos costó mucho entrar en juego, pese a pudimos clasificarnos. Les dije a los jugadores que tuvieran paciencia, que potenciaran el juego de banda y que debían apretar, esperando que llegara el gol, que apareció, pero ellos también nos colaron uno. El empate nos vendrá bien, pero vi al equipo con ganas. Todos estamos en el sitio. No era normal. Parecía que no nos hiciera falta jugar para ganar los partidos".

Gross: "Se confiaron demasiado"

"Regresamos a casa en paz, después del resultado del primer partido. Pienso que el Barcelona se confió demasiado y creyó que ganarnos sería muy sencillo. Hicimos un partido serio, concentrados en defensa y convencidos que tendríamos una oportunidad, que acabó llegando. Nos sentimos satisfechos por los aficionados que viajaron desde Basilea, puesto que nunca nos han dejado de lado y con nosotros vivieron un día histórico para nuestra entidad".

Ya están en los octavos de final

El Barcelona se clasificó para los octavos de final, aunque deberá asegurar la primera plaza en Lisboa, dentro de dos semanas ante el Sporting.