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Liga de Campeones - Grupo A | Roma 3 - Chelsea 1

La magia de Totti y los goles de Vucinic bailan a un ingenuo Chelsea

Los mediapuntas italianos, letales

Alegría de los jugadores tras uno de los goles
Alegría de los jugadores tras uno de los goles

En Italia se recela de los trescuartistas. A Baggio le ningunearon y Zola se exilió, apenas Del Piero y Totti se consagraron. Pero el Roma exalta a estos polifutbolistas, jugadores híbridos que atacan en estampida y defienden en manada. Anoche se medían al Chelsea, mastodonte futbolístico que tritura rivales con un todocampista del gusto italiano: Lampard. Dos latigazos suyos prologaron el gol del Roma. Un centro perseguido por Panucci, cuerpo de lateral (izquierdo ayer) y alma de delantero. Acarició el balón con el exterior y su gol enseñó el camino.

En la reanudación el previsto chaparrón inglés se tornó en primaveral noche romana. A los 48 minutos, Vucinic, ariete de toscas hechuras y maniobras sutiles, cacheteó la bola a la red. Minutos después culminó una carrera de 60 metros batiendo a Cech mientras bostezaba. Puro talento.

Totti se despidió mientras se leía en una pancarta: "No Totti, no party". Y Panucci salió ovacionado sonriendo. El fútbol primavera volvió a florecer. Spalletti llevaba razón: ganaron al divertirse. ¿El Chelsea? Ingenuo juguete.