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Un centro del campo fantástico

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No hay en Europa un triángulo central que dé tanto como Gerrard, Mascherano y Xabi Alonso. Nadie tiene su mezcla de trabajo, experiencia, gol, pase interior y versatilidad. El Barça se le acerca y dio muestras en Málaga de saber fajarse en cualquier terreno, pero Busquets o Touré más Xavi y Iniesta se antoja sublime en el pase y en el trabajo, pero quizá un punto por debajo en la suma. Se mira en Europa y no se encuentra nada igual. En Italia, al que destaca le falta escudero (De Rossi en la Roma, Kaka en el Milán, Stankovic en el Inter). A Schweinsteiger en el Bayern le acompaña Van Bommel y Ottl: tienen empuje, pero escasean de imaginación. Benítez ha juntado un eje de unos cien millones de euros y su combinación define el fútbol del Liverpool.

Fue un placer verles moverse, intercambiarse posiciones, realizando la presión, buscando el pase, cerrando huecos. Es un gustazo para la vista diferente a un par de quiebros de Kun, pero igual de puro en su riqueza futbolística. Como de ellos depende lo que surge sobre el césped, había que pararlos y a eso se dedicaron los cinco centrocampistas del Atlético de Madrid que tejieron una red imposible de superar para los de Benítez. Los tres reds se quedaron sin espacio, sin aire y les faltó de todo: intensidad, agresividad en la primera parte; último pase y disparo en la segunda. El resultado es, en parte, lo mismo. Al Atlético le tocó ser feo, sufrir y no le importó hacerlo: entendió que para crecer hay que saber aceptar el rol que toca jugar.