Del Piero acaba con un Madrid sin puntería

Liga de Campeones | Real Madrid 0 - Juventus 2

Del Piero acaba con un Madrid sin puntería

Del Piero acaba con un Madrid sin puntería

Reuters

Dos goles de Alessandro del Piero acaban con un Real Madrid que si hace tiempo se había quedado sin juego esta vez se quedó también sin pegada. El Madrid se jugará la clasificación el Zenit de San Petersburgo.

Al Real Madrid ya le falla hasta lo que siempre lo sobró, la pegada, la contundencia en el remate, el gol sin esfuerzo, acabar con los rivales sin jugar bien. Su fútbol parece cada vez más enredado, más espeso y sus goles tardan en llegar más de lo habitual. El juego del Madrid es como Drenthe, atropellado, sin continuidad, impreciso. Sus tiros pueden acabar en la escuadra de la portería o en el Paseo de la Castellana, que es donde terminarían la mayoría de los centros del holandés si no hubiera gradas. Todo es posible con este Madrid, que se rompe por el centro con una facilidad preocupante e impropia a estos niveles. Se parte en dos y a toque de corneta cada uno busca sus propias soluciones sin reparar en los problemas que se generan con esas batallas individuales. No se le puede discutir al Madrid su dedicación e interés, pero eso no es suficiente en la Liga de Campeones, la competición que separa sin piedad a los buenos de los malos.

Tuvo ocasiones el Madrid para no salir derrotado del Bernabéu, pero fue incapaz de convertir una. Todo lo contrario que la Juventus, que se inventó una oportunidad a partir de un error de Guti y solucionó el partido. Guti se equivocó en el pase y le cedió el balón a Marchioni. Éste combinó con Del Piero, que avanzó hacia la portería de Casillas mientras todos los defensas del Madrid reculaban, se plantó en el borde del área y superó a Iker con un toque con precisión de cirujano. Claudio Ranieri, como ya sucedió en la ida, se encontró con el partido deseado. En sólo 15 minutos se vio con el marcador a favor y con la única obligación de defender. El paraíso para un equipo entrenado por Ranieri.

Los problemas para el Madrid habían empezado ya en el calentamiento. Robben se cayó de la alineación por un problema muscular y ocupó su sitio Drenthe. Se cambió el egoísmo del primero por las alocadas y descontroladas galopadas del segundo. Lo de Robben y sus problemas físicos es para hacérselo mirar. Se podría haber contemplado la opción de situar a Van der Vaart en ataque, como escudero de Raúl y Van Nistelrooy, en la posición en la que más rinde Rafael. Se hubiera renunciado a abrir el campo, pero con lo que aportó Drenthe, bien se pudo prescindir de él.

La Juventus hizo su trabajo con corrección, ahogó al Madrid en el centro del campo, mostró orden y oficio y con eso le alcanzó para desactivar al Madrid, que cuando le tocó defenderse sufrió con los balones cruzados y con esa sociedad que forman Nedved y Del Piero. La mejor terapia para que Del Piero continúe sintiéndose una estrella es enfrentarse al Madrid. Todos los espacios y las facilidades que se le niegan en Italia se los concede el Madrid.

Desperdició una gran ocasión Sergio Ramos, que se vio solo delante de Manninger después de un gran pase de Sneijder y no supo rematar con precisión. Lo intentó también Van Nistelrooy y poco antes del descanso disfrutó el Madrid de dos buenas oportunidades. Guti rompió la defensa de la Juventus con un pase genial y dejó a Drenthe solo dentro del área. El holandés se lo pensó demasiado y en vez de tocar de primera a Van Nistelrooy o tirar a portería decidió esperar. Mellberg se le echó encima y ahí acabó cualquier esperanza de gol. Ya en el tiempo añadido, un pase de Drenthe fue cabeceado por Diarra, que en vez de rematar a portería parecía que estaba despejando.

Antes pudo sentenciar la Juventus, cuando Amauri se encontró con un regalo de Heinze. El egoísmo del brasileño le impidió combinar con Del Piero cuando debió hacerlo y permitió al Madrid irse a los vestuarios con esperanzas. Unas esperanzas que desaparecieron a falta de poco más de 20 minutos para el final, cuando Del Piero aprovechó la pésima colocación de la barrera que ordenó Casillas para convertir una falta y acabar con cualquier duda. No necesitó superar por alto a la barrera, le bastó con mandar el balón por un costado y aprovechar el hueco dejado por el muro levantado por Iker. Este partido, que se decidió por la pegada de los contendientes, era sin discusión de la Juventus. De la Juventus, pero sobre todo de Alessandro Del Piero, un futbolista al que le sobra talento y que se marchó al banquillo aplaudido por el Bernabéu.

Había reclamado antes el Madrid un más que posible penalti de Legrottaglie, que se apoyó sobre Raúl y le derribó cuando el capitán esperaba un centro. Quizá pudo cambiar ahí el curso de un encuentro que siempre estuvo dominado tácticamente por la Juve. Schuster intentó recomponer el equipo con la entrada de Higuaín por Sneijder. Lo agradeció Guti, el único con lucidez de todo el equipo, que vio en el argentino una opción de pase hasta entonces desconocida en la banda derecha. Diarra se quedó como mediocentro, Guti como mediapunta y Drenthe e Higuaín ocuparon las bandas. Sin apenas tiempo para evaluar lo acertado del cambio, Del Piero sentenció al Madrid con su segundo gol.