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LIGA BBVA | Athletic 1 - Villarreal 4

El submarino sale a flote en San Mamés

El Villarreal se impuso con facilidad a un Athletic, que comenzó muy enchufado, pero acabó claudicando ante la pegada de los de Pellegrini. Rossi, Pires, Cazorla y Altidore dejan a los leones en el penúltimo puesto a la espera de lo que haga Osasuna.

Eduardo Patiño
Actualizado a
<b>ATHLETIC 1 - VILLARREAL 4.</b> El Villarreal abusó de un Athletic, que fue superior en la primera mitad, pero que sucumbió ante la pegada de los de Pellegrini.
ATHLETIC 1 - VILLARREAL 4. El Villarreal abusó de un Athletic, que fue superior en la primera mitad, pero que sucumbió ante la pegada de los de Pellegrini.Reuters

El submarino salió a flote tras la sonrojante derrota copera, llevándose los tres puntos de una rendida Catedral, que vio como su equipo dejaba los mejores minutos de fútbol de la temporada en una gran primera mitad, y asumió con elegancia la superioridad de un Villarreal, que no dudó en castigar sin compasión a su anfitrión. Resultado que deja tocado a Caparrós, que deberá devolver la garra a un equipo que lleva demasiadas temporadas coqueteando con el descenso. Los de Pellegrini, por el contrario, continúan confirmando sus credenciales al título, con un fútbol que por momentos roza la perfección.

El Athletic salió al terreno de juego decidido a salir de los puestos bajos de la clasificación. Contagiado por el fuerte carácter de su técnico Joaquín Caparrós, pronto comenzó a hacer gala de esa filosofía de lucha y sacrificio que tanto gusta en La Catedral. Con la teoría muy bien aprendida, el técnico utrerano trató de taponar la fluidez en la medular de su rival, plantando un poblado centro del campo y apretando muy arriba. El talón de Aquiles de este Villarreal, parece tan evidente como difícil de encontrar. Los de Pellegrini sufren en exceso cuando les roban la posesión del esférico y le obligan a conseguir los tres puntos por la vía del oficio. Ese era el objetivo. Taponar la salida del balón, haciendo especial hincapié en la presión sobre el cerebro amarillo, Marcos Senna, y llevar el partido al terreno de la intensidad.

Los de Pellegrini tras la vergonzosa derrota copera ante el Poli Ejido, hicieron borrón y cuenta nueva y demostraron que, a veces no necesitan realizar un juego tan vistoso para llevarse los tres puntos. Ordenados con un claro 4-4-2 sufrieron en exceso en los primeros minutos ante el empuje rojiblanco. Con Cazorla y Pires pegados a la cal, Bruno y Senna veían con impotencia, como el Athletic le ganaba metro a metro su particular lucha en el centro del campo, y le embotellaba en su área una y otra vez.

Pero este Villarreal comienza a convivir con los hábitos de los grandes. Sin terminar de claudicar ante el empuje de los leones, el conjunto de Pellegrini aguantaba agazapado el envite local, esperando su momento y confiando en aprovechar sus ocasiones. Dicho y hecho. Con el Athletic totalmente volcado, los de Castellón aprovecharon un error de la zaga rojiblanca para asestar la primera bofetada a su rival. La cada vez más habitual asistencia del lateral Ángel, solo se hizo esperar veintitrés minutos. Rossi aprovechó el pase de la muerte del canario, para revolverse en una baldosa y subir el primero al marcador. La Catedral enmudeció por unos instantes al ver como el Villarreal se adelantaba con la ley del mínimo esfuerzo.

Sin tiempo para digerirlo y fruto de la presión bilbaína, a la media hora llegó el octavo córner para el Athletic. El especialista Yeste bota el córner y Etxeberría completamente libre de marca, remata a placer en el segundo palo ante las miradas de incredulidad de la defensa amarilla. Fallo de concentración y el Athletic que devolvía con justicia la igualdad al marcador.

Leones inofensivos

En pleno acoso rojiblanco se produjo la jugada tonta de la jornada. Una carambola dentro del área del Villarreal, rebotó en los pies del lateral Ángel, y el balón fue a parar a Diego López, que sin dudarlo atrapó el balón. El colegiado interpretó cesión, señalando un peligroso libre indirecto junto al lateral del área pequeña, ante el enfado de la zaga amarilla. Jugada absurda y desenlace infantil. En esos momentos apareció junto al balón Yeste, que pareció olvidar que los libres indirectos son eso, indirectos. Su disparo entró por toda la escuadra ante la incredulidad de la afición local, que veía resignada como el colegiado anulaba el espectacular lanzamiento del 10 del Athletic.

El Athletic, que para aquel entonces brindaba a su afición los mejores minutos de la temporada, demostró su preocupante falta de gol. Un disparo de Balenziada a la salida del enésimo saque de esquina, permitió la estirada de Diego López, que a mano cambiada realizó una de esas paradas válidas para las mejores fotografías de la temporada. Las oraciones de los aficionados a San Mamés ante la impotencia de sus jugadores, estuvieron a punto de dar frutos, cuando un cabezazo de Gonzalo en su propia portería se estrellaba en el palo con el meta amarillo totalmente vendido.

El partido se rompía por momentos y la calidad de los delanteros del Villarreal no tardó mucho en salir a relucir. Un despiste de la defensa rojiblanca, se tradujo en un preciso pase de Senna, cuyo centro fue cabeceado por Llorente a la cepa del palo. Con los leones pasando por sus peores minutos llegó el descanso a San Mamés.

Pegada insaciable

La segunda parte se convirtió en una profunda agonía del Athletic y un placentero paseo para el Villarreal. Los de Pellegrini, cansados de correr en la primera mitad, decidieron dar la vuelta al partido a base de fútbol control y un dominio tan abrumador como abusivo. El equipo de Caparrós aguantó en la segunda mitad, el tiempo que tardó Pires en imitar el tanto inicial de Rossi. Invertidos los papeles, el italiano se adentró en el área y cedió a Pires, que libre de marca adelantaba de nuevo a su equipo.

A partir de ahí los leones se volcaron en busca de un empate, que para entonces se tornaba imposible. Cazorla decidió acabar con el suspense y la agonía local, al arrancar desde su campo y batir con un tiro cruzado al desesperado Gorka Iraizoz. De ahí al final, el Villarreal jugueteaba con un equipo, que comenzó transmitiendo gratas sensaciones y acabó totalmente destrozado ante la superioridad y acierto rival.

Al contrario que su compañero Matias Fernández, Altidore quiso aprovechar sus minutos subiendo el cuarto al marcador tras un gran pase de Cazorla, y dando la estocada definitiva a un equipo, que tuvo que contemplar como su afición ovacionaba a un Villarreal, que volvió a enamorar. Tres puntos de oro y los de Castellón que no cejan en su empeño por pelear la Liga a los más grandes.