NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Copa del Rey | Celta 2 - Espanyol 2

La pegada fue perica

El Celta puso las ocasiones y el Espanyol, la puntería

Clemente Garrido
<b>GOL DE ESTRENO. </b>David Rodríguez marcó el 1-0 que supuso su primer tanto en un partido oficial con la camiseta del Celta.
GOL DE ESTRENO. David Rodríguez marcó el 1-0 que supuso su primer tanto en un partido oficial con la camiseta del Celta.LALO R. vILLAR

La diferencia entre un equipo de Primera y otro de Segunda suele estar en pequeños detalles. Pero qué grandes se hacen a veces esas pequeñeces. Se podría decir que ayer el Celta estaba dando un baño al Espanyol en los primeros 20 minutos. Más metidos, más intensos, los celestes bailaban a su rival. Marcó David y a punto estuvo Trashorras de poner el segundo.

El Espanyol, por su parte, estaba desaparecido. Parecía que era un plato fácil para los vigueses. Qué engañados estaban. En un suspiro los periquitos le dijeron con insultante facilidad a su rival eso de "por algo estás en Segunda". Prácticamente en su primer ataque, un centro no demasiado peligroso de David García llegó a la cabeza de Callejón, que con la connivencia de Peña empató el partido. La pegada, esa eterna distancia entre los buenos equipos y los del montón.

El golpe que endosó Callejón al Celta fue brutal. Bajó a la dura realidad a los de Pepe Murcia, ésa que les tiene con el aliento del descenso a Segunda B en el cogote. Y, en ese momento de dudas, el Espanyol aprovechó para dar la puntilla al animal herido. Un nuevo centro, éste con menos peligro aún que el anterior, lo aprovechó Valdo (en esta ocasión los que 'cantaron' en defensa fueron Rubén y Peña al alimón) para matar al bullicioso Celta.

La salida fulgurante de los vigueses ya era historia. En menos de tres minutos el Espanyol había acercado la eliminatoria a Montjuïc. Sólo tenían que aguantar las embestidas de un Celta cabizbajo.

Pereza perica.

Tras el descanso, se invirtieron los términos. No hubo salida en tromba del Celta y el Espanyol se dedicó a guardar fuerzas y disfrutar el plácido escenario que se había fabricado en un par de minutos de inspiración.

Los gallegos querían, pero ni sabían ni podían. Alarmantemente cansados, los de Murcia eran incapaces de superar a sus rivales. Los minutos se iban consumiendo y los octavos de final estaban cada vez más cerca de Barcelona.

De hecho, daba la sensación de que el Espanyol podía hacer mucha más sangre si quería. Pero la pereza pudo a los periquitos, que acabaron pagándolo. El Celta despertó en una jugada tonta, en la que Roberto Lago recogió el rechace de una falta lanzada por Trashorras y sorprendió por el primer palo a Jonathan, que estaba esperando un centro.

Fue el acicate que necesitaban los locales. Sacaron fuerzas de flaqueza y volvieron a asediar al Espanyol. Peña tuvo en su cabeza el 3-2, pero redondeó su aciaga noche y estrelló el balón en el larguero. Ahora será Montjuïc quien decida. El Espanyol ha dejado encarrilado el pase, pero tal vez deba ponerle más ganas.