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Copa del Rey | Athletic - Recreativo

La Copa como antídoto a la grave crisis liguera

La ronda se decidirá en el Nuevo Colombino, pero esta noche en San Mamés hay 90 minutos que darán o quitarán mucho. Sobre todo en apartados como la autoestima o la identificación de la grada. El equipo de Caparrós necesita cortar una peligrosa dinámica de resultados.

Jose L. Artetxe
Tercer cruce entre Athletic y Recreativo en tan solo tres meses

La Copa arranca hoy en San Mamés y esta vez no cabe hablar de que sea un trámite engorroso, un compromiso que incomoda, aunque en realidad así sea. Con la que está cayendo, la inoportunidad de la eliminatoria es obvia. Llega en mitad del tobogán en que se ha convertido la Liga para el Athletic, tras cuatro derrotas consecutivas y con el Villarreal a la vuelta de la esquina. Precisamente es la situación de crisis abierta que vive el club en el ámbito deportivo lo que sobredimensiona el valor del emparejamiento con el Recreativo de Huelva.

Al igual que hace ahora un año, Joaquín Caparrós aseguró ayer que aspira a lo máximo en la Copa, pero la importancia de lograr un buen resultado a costa el equipo onubense está conectada con la Liga. En la actual coyuntura, más que engordar los sueños coperos de la afición, tantas veces truncados, se trata de dar de comer al entorno, lo cual serviría para que el propio equipo se alimentase, claro está.

Vamos, que la Copa viene a ser un capítulo más de la Liga. No está el horno para proclamas de altos vuelos apelando a la tradición de la competición en cuestión, a los 24 títulos obtenidos. Las urgencias aprietan. Hace falta un triunfo cuanto antes para zanjar una dinámica peligrosa o al menos para abrir un paréntesis que impida que la sensación de ruina lo invada todo. Y resulta que la oportunidad más a mano para reaccionar corresponde a la Copa. Eso es todo.

El rival.

Si dentro de quince días en el Colombino se remata la faena con un marcador que permita acceder a octavos de final, mejor que mejor, pero lo de esta noche en La Catedral pide a gritos un final feliz por otras razones. Sólo así el equipo y la afición podrán sacudirse el lógico pesimismo a que han conducido los dos primeros meses de la competición.

Enfrente, otro equipo que no está para echar cohetes, compañero de viaje de los rojiblancos en la zona de descenso. Viene de arrancarle un empate al líder, al Valencia, y hace bien poco que cambió de entrenador. Con Alcaraz no se ha producido una transformación radical en un Recreativo que en verano perdió a sus dos piezas más sobresalientes en la temporada anterior, el luso Martins y el galo Sinama.

Lo cierto es que la Copa tampoco puede ser un plato de gusto para el Recreativo, si bien tiene a su favor que el partido de vuelta, el definitivo de este emparejamiento de necesitados, tendrá lugar en su campo, lo cual siempre es una baza estimable.

Alcaraz tiene por tanto la posibilidad de apostar por un planteamiento conservador, algo que le estaría completamente prohibido al Athletic.

Noche cerrada en San Mamés, ambiente invernal, la Copa... La actitud de la gente en las gradas será también un asunto a observar. Ni el equipo ni la directiva le están dando motivos para el sosiego, mucho menos para la felicidad. Todo ello no será óbice para que empuje, como suele hacer casi siempre, para que apoye mientras el equipo ponga de su parte en actitud, aunque las cosas no le salgan. Faltá hara. No obstante, a nadie le pillaría de sorpresa si antes del inicio del partido hay un aparte dedicado al palco.