Liga BBVA | Villarreal 4 - Atlético de Madrid 4
Simao reinó en la locura total
Banega se autoexpulsó con 0-2. El Villarreal marcó cuatro en 20 minutos. El Atleti resucitó cuando ni él se lo creía. El luso: dos tantos y dos pases de gol
Me disculpo por adelantado pues no soy lo suficientemente inteligente como para ordenar y analizar la locura absoluta. Me contentaré con contarles la increíble sucesión de acontecimientos que se vivieron en El Madrigal y que incluyen, cual argumento de una buena novela negra, una sorpresa inicial, un traidor, un suicidio, una chica preciosa, un héroe luchando contra un destino marcado, un final inesperado y varios cabos sueltos para explotar en los próximos capítulos de la saga. De todo, vamos.
La sorpresa inicial. Al minuto, golazo del Atleti y a los 22', el segundo. Un equipo que había regalado vilmente sus tres últimas primeras partes salió ayer tan concentrado como cabe esperar de un grupo de profesionales ante una cita decisiva. Sí, lo sé, con el Atleti uno acaba sorprendiéndose de cosas muy raras. El caso es que, nada más salir, Simao enganchó un derechazo fabuloso desde fuera del área que reventó el guante de Diego López. Y antes de que el Villarreal asimilase del todo el disgusto, el portugués se fue majestuosamente por la banda y le dio el 0-2 a Forlán. Y todo sin Kun. Aguirre se frotaba los ojos.
El traidor. Esta vez, el experimento del mexicano, un 4-1-4-1 muy cerradito, estaba funcionando. El Villarreal tocaba con la soltura habitual, pero se cegaba en la frontal. Sólo Rossi, hábil y rápido, se inventaba vías de entrada en el área, pero un pie de Domínguez y una mano de Leo permitían al Atleti vivir sin agobios. Al fin un plan le salía bien. Y entonces Banega se quitó el disfraz rojiblanco mostrando una camiseta amarilla debajo. Ya con una tarjeta, entró por detrás a Capdevila cerca del área. ¡De la de Diego López! A la calle sin discusión. ¿Qué le pasaba por la cabeza? Sólo una corriente de aire. Y ahí cambió el partido.
El suicidio. Mal que bien, el Atleti aguantó hasta el descanso. Allí se escucharía algo así: "Tranquilos, tenemos mucha ventaja, basta con no hacer tonterías y que corra el reloj". Dicho y hecho, a los dos minutos Leo, impecable hasta entonces, se tragó de forma obscena un disparo de Senna desde su casa, la antigua, la de Brasil. Y en los diez minutos siguientes, Pernía y Domínguez dieron un curso magistral de cómo no se tira el fuera de juego, permitiendo que los maestros Rossi y Pires regalaran dos lujosos pases a Llorente y Gonzalo para darle la vuelta al partido. Un cachondeo.
La chica preciosa. Entonces, el Villarreal se desmelenó y durante un buen rato fue pura belleza. Cazorla, pese a cierta sobreexcitación, enloqueció a Pernía y Pires se iba de sus rivales sin aparente esfuerzo cada vez que le daba la gana, es difícil ser más elegante. Mientras, Senna, padre protector, mandaba con suavidad y repartía la pelota con equitativa justicia entre todos sus niños. Así llegó el cuarto, Pires y Cazorla tocaron rápido para que Rossi culminara con arte y precisión. Cuando el Villarreal coge la pelota es imposible no simpatizar con él. 4-2 y punto final. ¿O no?
El héroe.
Hasta los entrenadores entendieron que el asunto estaba liquidado. Pellegrini quitó a Cazorla y Pires y Aguirre ni siquiera puso en juego a Sinama o Agüero, buscando el milagro. Estaba derrotado. Por suerte para él, Simao no. El Villarreal seguía bailando, pero ya con cierta desidia. Entonces, en el 83', el portugués se inventó un gol de superclase: velocidad para irse, inteligencia para cerrar al defensa y clase para definir. No satisfecho, a los dos minutos sacó una falta de lujo para que Raúl García cabeceará el imposible 4-4. Ante Madrid, Liverpool y Villarreal, el Atleti ha marcado seis goles. Simao ha marcado 4 y ha dado dos. Líder lo llaman.
Y ese empate rocambolesco fue el final inesperado que el Villarreal va a tardar unos días en asumir. ¿Los cabos sueltos por resolver próximamente? Para Pellegrini, si su banda de virtuosos, aspirantes por talento a cualquier cosa, adquirirán el toque de crueldad necesario para cerrar partidos como el de ayer y pelear de verdad el título. Para el Atleti, si el milagroso punto al final de su horrorosa etapa reina le dará el empuje necesario para reengancharse arriba ahora que el calendario ayuda. Lo sabremos pronto. Mientras, disfrutemos de lo de ayer. Una locura espectacular.