Fue un buen día para Juan Carlos Mandiá. Arriesgó y tiró de rotaciones para afrontar un partido clave para seguir en el tren de cabeza. Hasta seis cambios introdujo en el once respecto al derbi de hace siete días. Le salió cara. El equipo, tras un inicio de cada periodo titubeante, superó al Alavés y se pone segundo, a tres puntos del líder Salamanca. Pero no sólo la pura matemática estuvo ayer del lado del gallego. Por un lado, el equipo ya sabe que es capaz de ganar sin Tote. La ausencia del madrileño fue suplida a la perfección por Sendoa y Morán, a partes iguales y el equipo, salvo al principio, no se vio mermado. Pero no sólo eso, el partido dio para comprobar que vuelve a haber 9. Delibasic regresó al once y demostró no haber perdido ni un ápice de su habitual juego. Desmarque, dominio del juego aéreo, intensidad, lucha y lo que hasta ahora aún no se conocía: velocidad. Así se fue de Garitano en la jugada que sentenció el partido. Penalti, expulsión y 2-0. El público lo despidió en pie mientras era sustituido por Rubén Navarro. La mejor noticia.
El Hércules fue muy superior al Alavés en el cómputo general. En la mayor parte de la segunda mitad, fue el de siempre. El mejor Farinós que se ha visto por Alicante, se adueñó del partido, condujo la nave hacia el objetivo cuando la grada ya empezaba a dudar. Ahora en corto, ahora en largo, ahora doy una asistencia de gol desde el córner, ahora transformo el penalti de la tranquilidad. La dirección del juego está en las mejores manos.
Bien es cierto que todo el recital blanquiazul en la segunda mitad fue propiciado por el gol in extremis de Dani Carril en el último segundo de la primera parte, justo cuando el público empezaba a impacientarse. El lateral gallego, que cumplió con nota en su debut, metió la puntita en el primer palo y abrió la lata del Alavés.
Ahí se acabó el conjunto vitoriano. Tras el paso por los vestuarios, un equipo que al menos se había presentado como un bloque ordenado y solidario aunque sin mordiente en ataque, se vio acosado y derribado por las oleadas de juego alicantinas. Y no es que el Hércules bordara el fútbol. Tampoco es eso. Pero sí que impuso un ritmo intenso y constante que acabó por avasallar a su rival. La puntilla fue la jugada del penalti que fabricaron Sendoa y Delibasic y transformó Farinós. Garitano acabó expulsado y en ese momento el Alavés arrojó la toalla.
Sendoa tuvo varias oportunidades para estrenarse y poner el colofón a un buen partido pero fue otro que lo necesitaba aún más el que redondeó la cuenta. Rubén Navarro marcó su primer tanto en Liga a su estilo: derechazo seco y ajustado al palo. 3-0. El Rico Pérez botó y se escuchó el "A Primera, a Primera". Queda mucho para eso pero la cosa pinta bien.
