"El club podía convertirse en una venerable antigualla"

Fernando García Macua aprovechó su tercera Asamblea de Socios Compromisarios para reafirmar sus propósitos de regenerar el club, aunque tuvo una dura pelea con los compromisarios.

El presidente admitió errores en sus quince meses de mandato (aunque garantizó que "esas decisiones se han adoptado desde el análisis profundo, detallado y sereno de los elementos y parámetros que debían considerarse en cada una de ellas"), pero se reafirmó en sus postulados porque, dijo, "en el Club se actuaba sobre la base de una serie de inercias, de prácticas que tenían su origen en épocas anteriores, que venían lastrando la capacidad de la institución. Corríamos el riesgo de convertirnos en una especie de venerable antigualla totalmente desubicada y sin capacidad para competir".

Cara a cara. El dirigente rojiblanco insistió en la necesidad de un cambio en las estructuras del club y, sin nombrarlo, se puso en el espejo de la Real Sociedad: "Todos podemos apreciar, y muy cerca de aquí existen ejemplos, como la falta de solidez en lo económico puede llevar a una crisis generalizada en lo institucional y en lo deportivo hasta poner en serio peligro la propia existencia de clubs de fútbol con gran arraigo social y una vida casi centenaria".

El presidente tuvo que salir al paso de las críticas de los compromisarios, que tiraron con bala por la conformación de la comisión para renovar los Estatutos e, incluso uno de ellos, aseguró que impugnaría la Asamblea por la unificación de votaciones y el orden del día. Se defendió con vehemencia: "No hay ninguna arbitrariedad de la junta ni una violación de los Estatutos". La refriega fue importante. Y eso que en su discurso inicial había explicado que "aspiramos a un Athletic más abierto, más participativo, más transparente y más democrático".