El Racing halla premio sin querer

El fútbol premió a un Racing que no acumuló méritos y castigó a Osasuna sin deber. Todo de la forma más injusta y cruel: en el descuento. Valera, de preciso y picado cabezazo, mandó a la red un centro medido de Marcano, salvó su enésimo partido gris, tapó la mala imagen ofrecida por su equipo en Pamplona y le rescató de los puestos angustiosos de la clasificación que ayer le abrazaban.

Un análisis que cambió radicalmente en un minuto. El último. Porque de no haber sido por ese oportuno testarazo, y hubiéramos tenido que evaluar el resto del encuentro con las tablas en el marcador, el resumen anterior debería de haber sido totalmente distinto. Opuesto. Algo así: el fútbol castigó con justicia a un gris Racing y condecoró a Osasuna con merecimiento. Todo, con la mayor de las justicias: debido a la racanería de Muñiz durante el encuentro entero. Ricardo detuvo un penalti a Garay en el 38' y ensalzó, con su estirada en el Reyno de Navarra, la digna actitud del equipo navarro, que jugó con diez jugadores durante medio partido y metió así a su gris adversario en el pozo de la tabla.

Conclusión. Este segundo párrafo sólo valdrá para los que quieran sacar conclusiones reales del encuentro porque el resto, el elenco de resultadistas que hoy dirán que el Racing es decimocuarto, lo obviarán. Me temo que Pernía será el primero y Muñiz le secundará y, dadas las urgencias con las que éste llegó a Pamplona, tampoco me sorprende. El técnico asturiano es un trabajador nato y alabo sus métodos y profesionalidad. Por ello entendí y ahora comprendo, cada jornada con más razón, su numantino planteamiento en el Camp Nou o sus rotaciones en la UEFA. Pero lo de ayer no tiene justificación: ordenó un entramado defensivo clementista con un central por delante de la defensa como Moratón, que no aportó mejor salida de balón ni más contención. Y, además, repitió ubicando un lateral como extremo. Porque el gol de Valera no debe confundir a nadie: volvió a dejar claro que su puesto es la defensa y que, puntualmente, puede ocupar una posición más adelantada. Eso sí, sólo como medida de urgencia, no como vocación o profesión.

A pesar de esa racanería, el Racing pudo haberse topado con la victoria mucho antes, mediado el encuentro, cuando una falta lanzada por Garay se estrelló en la mano de Plasil, que formaba en la barrera. El colegiado señaló penalti y expulsó al checo siendo demasiado estricto con el reglamento. El propio Garay lanzó la pena máxima sin éxito, fuerte y al centro, con lo que acumula su segundo error esta temporada y firma ya cuatro lanzamientos marrados desde los once metros desde que milita en el Racing. Ceda el testigo.

Pero ni esa superioridad numérica modificó los planes de Muñiz. Lo contrario. Ansiaba un empate y no le dio vértigo demostrarlo. En vez de arrinconar a su rival sustituyó a Serrano y Bedia, dos de los escasos creadores con los que contaba por las bajas, y así condenó el ataque cuando más se esperaba de él. Regaló el balón y muchos metros a su rival. Prueba de ello es que en la segunda parte el Racing no disparó con maldad a portería hasta el gol. Demasiado miedo.

Papeles cambiados. Mientras, Ziganda, muy valiente, optó por meter a Portillo y Deporte a pesar de la inferioridad. Los navarros ya habían gozado antes de una ocasión al estrellar Dady un cabezazo en el larguero, previo manotazo salvador de Toño, y siguieron buscando con ahínco los tres puntos. Aferrados al talento del iraní Masoud y al empuje de Puñal y Nekouman hicieron daño. Burlaron con tan sólo unas diagonales la muralla del Racing y dispararon más de lo esperado con diez. Aunque inútilmente.

Ahora llega el parón. Momento para que Ziganda obligue a los suyos a afinar el remate mientras el Racing lo aprovechará para calmarse, asentar sus bases y esperar a Zigic. Con él y con esta victoria se podrán maquillar actuaciones como las de ayer. Pero quedan 32 partidos de Liga, al menos cuatro más de UEFA y varios de Copa. Mejor será cambiar la mentalidad no sea que se acabe el colorete.

El detalle: Canales debutó en primera

Sergio Canales saltó al terreno de juego en el minuto 80, por lo que ayer cumplió su sueño de debutar en Primera con tan sólo 17 años. El centrocampista ya se había estrenado en las filas del Racing en la Copa de la UEFA, en el partido de ida contra el Honka.