El Cluj, con un sobrio planteamiento y una solvente defensa, resistió a la fortaleza del Chelsea, diluida por la falta de efectivos y la carencia de puntería.

La aureola de claro favorito que acompaña el trayecto continental del conjunto londinense se diluyó en Rumanía. El equipo de Luis Felipe Scolari adoleció de la determinación que antaño sometía a sus rivales. Mucho tiene que ver en ello las ausencias de jugadores como Joe Cole, Deco, Ricardo Carvalho o Michael Essien, fuera de los planes del técnico por diversas dolencias.

Además, se dejó en el camino el marfileño Didier Drogba, que se retiró lesionado en los primeros minutos de la segunda mitad.

Para ese momento el partido ya había desvelado el talante de ambos equipos y su falta de riesgo. Ninguno quiso apostar demasiado después de estar respaldados por el botín obtenido en los respectivos compromisos de la primera jornada.

El Cluj es un equipo ordenado. De ahí su triunfo en Roma hace siete días. Hoy dificultó las maniobras inglesas, carentes de velocidad. De hecho, sólo los disparos de Frank Lampard y después, a la media hora de Obi Mikel y Drogba pusieron sobre aviso a los locales.

Siempre a balón parado. La elaboración estaba al margen de los planes de los equipos. La primera amenaza para el cuadro inglés no llegó hasta la segunda parte. Cuando Tony lanzó una falta que solventó el meta checo Petr Cech.

Lampard asumió la responsabilidad. Lo intentó siempre que tuvo y de sus botas fueron las principales advertencias a Stancioiu. La entrada de Nicolas Anelka no mejoró el aspecto visitante en ataque. Ni tampoco la posterior de Di Santo.

El Cluj buscó su opción en el tramo final, cuando ya el Chelsea ya estaba en la reserva. Álvaro Pereira lo intentó Cech lo desbarató. Un disparo de Anelka y un último intento de Lampard, que obligó a ejercitarse a Stancioiu, puso la firma al partido.