Champions | Atlético 2 - O. Marsella 1
Feliz regreso
Agüero, con una genialidad nada más comenzar, y Raúl García anotaron los tantos atléticos. Los colchoneros fueron superiores aunque sufrieron al final a balón parado. La victoria del Liverpool deja a españoles e ingleses como líderes destacados.
En medio de una apoteósica fiesta volvió el Calderón a la competición de clubes más prestigiosa del mundo. El estadio rojiblanco, además, disfrutó de la mejor versión de su equipo, esa que ofrece en la Champions, que vimos ante el Schalke y el PSV, y cuyo principal exponente es un pequeño genio de nombre Agüero. El argentino volvió a ser el mejor de su equipo, abriendo el marcador con un gol de muchos quilates, y lideró mientras las fuerzas le acompañaron a un equipo que ya sigue con fe ciega a este joven fuera de serie. La victoria es un premio para el equipo, que ve como semana tras semana nacen dudas por su rendimiento en el torneo doméstico, un premio para el entrenador, pero sobre todo, un premio para la afición atlética, responsable en buena parte del lugar a donde a llegado su equipo y que ya disfruta viendo a su equipo entre los grandes.
A excepción de los penosos incidentes protagonizados por los aficionados franceses (cafres hay en todos lados), el comienzo no pudo ser mejor. Por el fondo y la forma. Ocurrió lo soñado por miles de atléticos desde hace diez años. El Atlético, así, para abrir boca, no sólo se adelantaba a los tres minutos, sino que lo hacía de forma brillante, con una gran jugada iniciada por Maxi, con un gran pase destinado a él, el 'Kun', que se inventó un control con retroceso para dejar clavado a su par y fusilar a un Mandanda que no se lo creía. Ni él ni muchos, porque ha decir verdad, por mucho que creamos en este chico, aunque sepamos que será el mejor del mundo algún día, sigue fascinándonos por lo que es capaz de hacer. Sólo tres minutos después, el argentino a punto estuvo de hacer el segundo, pero su intento de vaselina fue abortado por el guardameta galo. El Olympique tenía ya el miedo al 'Kun' en el cuerpo.
Al Calderón se le dibujó una sonrisa de oreja a oreja que el Marsella apenas amenazaba con borrar. Lo del Atlético no era sólo un arranque imponente, no se trataba de un arreón sin más. Hubo continuidad en el juego. El once de circunstancias, por las lesiones de unos y la necesidad de descanso de otros, que había decidido Aguirre estaba dando buenas sensaciones. Maxi Rodríguez, además de la genial asistencia ya comentada, se atrevía con el disparo, Miguel entraba en juego poco a poco y Raúl García aparecía desde la segunda fila con muchísimo peligro. Quizás el más desaparecido era Sinama, eclipsado por el efecto Agüero ante el que cualquiera sucumbiría.
El único pero se ponía en defensa, donde Heitinga y Ujfalusi habían dado muestras de nerviosismo, sobre todo en un saque de esquina de los marselleses que a punto estuvo de convertirse en un susto mayor. Minutos después, al cuarto de hora, llegaba el empate francés, en una preciosa jugada iniciada por Valbuena, el mejor de su equipo, y que Niang cabeceó a gol tras un preciso pase de Bonnart. El tanto, sin restarle mérito, fue facilitado por un error de marca de Heitinga y Perea, que dejaron al delantero un amplio radio de acción. Para más inri, la igualada llegaba después de una clara ocasión de Raúl García.
Había que reponerse, dejar atrás lo ocurrido y seguir como si nada. El Atlético mordía cada vez que llegaba al área, y había que seguir confiando en eso. No en vano el disgusto le duró poco a la parroquia colchonera. Sólo seis minutos después, Taiwo comete falta sobre Agüero. La entrada es muy dura y no viene a cuento. El árbitro no se complica y muestra amarilla. Pernía bota la falta y Raúl García se adelantaba a la defensa francesa para hacer el segundo.
El delirio volvía al estadio colchonero, más aún cuando comprobamos que los rojiblancos seguían siendo los dueños del encuentro, que se olía el gol cada ve que balón rondaba el marco de Mandanda, y que la magia de Agüero, como en todas sus actuaciones en Champions hasta la fecha, estaba muy presente. Hubo alguna dósis de sufrimiento, que se le va hacer, pero Leo Franco se encargó de desbaratar la ocasión más clara, un disparo lejano de Niang que el argentino despejó a córner tras una gran estirada. Al grito de "¡Atleti, Atleti!" y con ganas de que siguiera la fiesta despedía el Calderón a los suyos al descanso.
Poco fútbol y menos sufrimiento
El encuentro cambió de cara en la segunda mitad. El Olympique, que dio entrada a un viejo conocido, Boudewijn Zenden, en lugar de Ben Arfa (decepcionante), pasó a tener la dominar la posesión del balón, algo que no debía preocupar en principio. Los franceses se estrellaban una y otra vez con el muro atlético, pero la cosa cambiaba a balón parado. El miedo a un desliz defensivo sobrevolaba el Calderón en cada aproximación del rival. En ataque cada vez se sabía menos del Atlético, que había comenzado como en la primera mitad, pisando el área marsellesa y rozando el gol, con un taconazo de Maxi que a punto estuvo de dejar el de Van der Vaart a la altura del betún.
Eso y un tiro de Sinama fue lo poco que estaba ofreciendo el conjunto español. Aguirre tomó cartas en el asunto y realizó un sorprendente cambio. Maniche por Sinama. El portugués, descartado hasta poco antes del encuentro, tenía que ayudar a ganar la batalla del centro del campo, y 'Kun' se quedaba sin descanso.
El cambio dio sus resultados y el juego bajó de ritmo considerablemente, tal y como quería el mexicano. Los franceses comenzaron poco a poco a bajar los brazos, esperando que algún destello de Valbuena les sacara del atolladero. El Atlético tuvo por fin eso que tanto falta en otras ocasiones, veáse la Liga. Supo dormir el choque, llevarlo a su terreno y obligar al rival a entrar en una lucha cuerpo a cuerpo en el centro del campo. Casi al final del partido un tiro de Niang puso el corazón en un puño a la grada. En los minutos finales, el Olympique exaló su último aliento en busca de un tanto salvador, pero afortunadamente todo se quedó ahí. El Atlético es flamante líder de su grupo junto con el Liverpool, con el que se verán las caras el próximo día 21. Será el reecuentro con el niño, ahora 'The Kid', pero eso será ya otra historia.