Golpe de autoridad del Madrid

ZENIT 1 - REAL MADRID 2

Golpe de autoridad del Madrid

Golpe de autoridad del Madrid

En un partido vertiginoso, el equipo de Schuster sale triunfante de Rusia y suma ya seis puntos en la Champions. Raúl estuvo en el banquillo todo el encuentro

Pedía en la víspera con vehemencia Schuster una victoria fuera de casa para garantizar el pase a los octavos de final de la Liga de Campeones. Insistía el alemán que había que ganar en San Petersburgo o en Turín para no tener problemas y sus jugadores decidieron que no había por qué esperar. En un partido vertiginoso, el Madrid salió triunfante de Rusia, tanto anímica como aritméticamente. Suma ya seis puntos más que el Zenit, un colchón más que confortable a estas alturas de la competición.

El partido tuvo noticia ya antes del comienzo. A falta de mdia hora, la lista de Schuster mostraba a Higuaín y a Van Nistelrooy en la punta del ataque y a Raúl en el banquillo. San Petersburgo era el sitio elegido para que el capitán entrara en las rotaciones por las que ya habían pasado todo los hombres de vanguardia. Toda una noticia que, no obstante, no alteró ánimos, ya que el Madrid comenzó a toda pastilla.

Y es que el primer tiempo fue una alegría para los ojos y una tortura para los cuellos. Fútbol de ida y vuelta, rapidísimo, con el balón en las dos áreas en menos de medio minuto, sin control en el centro. Con el Madrid desbocado, Diarra y De la Red apenas tenían tiempo para el control, mientras Robben y Van der Vaart provocaban el pánico en la defensa rusa.

Fueron diez minutos de pólvora para el Madrid. Diez minutos en los que el equipo de Schuster pudo haber sentenciado el partido. Paradójicamente, fue Hubocan en propia puerta quien dio ventaja a los blancos en el minuto tres, pero tanto Higuaín, antes del gol, como Robben y Van der Vaart, después, pudieron haber retratado a la endeble zaga de Advocaat.

El Zenit, desarbolado, tardó 20 minutos en saber que Casillas era el portero titular rival. El tiempo que le hizo falta a Arshavin para desentumecer los músculos. El que fuera la gran sensación de la pasada Eurocopa tomó el mando de las operaciones y asustó al Madrid durante diez minutos. De sus botas salió el pase que aprovechó Danny, inédito hasta entonces y prácticamente desaparecido después, para empatar el partido.

Sin solución de continuidad, los de Schuster se lanzaron de nuevo a una ofensiva frenética. Sin centro del campo, a mil por hora, el Madrid aceptó el intercambio de golpes y de nuevo salió ganando gracias a su poderosísima pegada. Van Nistelrooy, el matador de los puños de oro, no tardó en aprovechar el balón suyo de cada día. Esta vez fue tras un rechace para, en dos toques, acomodárselo y cruzar lejos de Malafeev.

El vertiginoso primer tiempo dio todavía para un lujo de tacón de Van der Vaart y otro disparo de Higuaín. El Pipita la mandó arriba, sí, pero el argentino sigue demostrando que, hoy por hoy, es el jugador con mayor capacidad de desmarque y que mayor peligro crea en este Real Madrid.

Intercambio de golpes

El descanso trajo paz, pero no tranquilidad. Acuciado por la derrota, el Zenit mantuvo la propuesta y quiso invitar al Madrid a mantener el guión de puñetazo va y puñetazo viene. Pero Schuster, viejo púgil, llamó a la calma a los suyos y mandó parar. La salida de Javi García por Van der Vaart para dar contención al centro del campo resultó clarificadora.

Fue el momento entonces de la que empieza a ser considerada como mejor defensa del mundo. De la defensa y de Iker. Bajo la jefatura de un inmenso Pepe y del cacique Heinze, el Madrid soportó el zafarrancho al que se entregó el Zenit. En los peores momentos, fue Casillas el que acabó con la ilusión rusa con dos paradones de escándalo.

Así, el partido se convirtió en un pequeño disparate ruso, volcado sobre la portería de Iker con corazón pero sin orden ni concierto, y en un ejercicio de templanza española. El Madrid vio que podía reventar al Zenit a la contra y guardó la ropa en espera del gol de tranquilidad. Éste no llegó y sí se multiplicaron los apuros en el área de Casillas, pero dio igual. El Madrid aguantó, se llevó los tres puntos y mostró su autoridad a toda Europa.