Jiménez, bajo el fuego

Manolo Jiménez se ha complicado la vida incomprensiblemente. La afición continua masticando con desesperación su revolucionaria alineación en el derbi. Con los siete cambios debilitó el poder del equipo, dándole alas al eterno rival. Pecado mortal. La gente no lo perdona. Por si el fuego no estaba suficientemente extendido, ayer echó otro leño: "Volvería a poner el mismo once". ¡Toma ya! Desde el domingo por la noche, Monchi no lo deja un instante, temeroso de que vuelva a hacer de las suyas. Del Nido se oculta para evitar el escándalo. Y los sevillistas, arden y claman. Día uno tras el derbi. Primer examen serio para Jiménez.

El Espanyol viajó con dos disfraces en los baúles: verdugo y víctima. Posiblemente, ni se imagina la que hay formada en el barrio de Nervión. Si es capaz de manejar la tensión de la grada a su favor, sus acciones pueden crear consecuencias demoledoras. Si espera la reacción del Sevilla, podría verse desbordado por un equipo que necesita ganar, arrasar y convencer. El arranque firmado le otorga paz para la cascada de partidos complicados que asoman en el horizonte: Sevilla, Barcelona, Madrid y Villarreal.

Márquez hará retoques, pero advierte que no ejecutará ninguna revolución a lo Jiménez. Respiren, aficionados espanyolistas. Reservará a Tamudo. El chavalito Sielva jugará por Moisés Hurtado. Finnan cambiará de banda y Jonathan Soriano, que hoy cumple 23 años, acompañará a Luis García, afortunado en las dos primeras jornadas ligueras. Hace bastantes años que el Espanyol no arrancaba tan lanzado. Si usted es aficionado sevillista y ha invertido un euro para saciar su necesidad de información, le pido respeto ante los posibles errores en los pronósticos de la alineación. Visto lo visto en el Ruiz de Lopera y, tras la confirmación de Jiménez en sus planteamientos, nadie en el planeta Tierra es capaz de adivinar por dónde saldrá el entrenador. Si se ha dado un paseo, habrá entendido que otro despliegue de ideas rocambolescas podría dejarlo en la cuneta. La inteligencia invita a pensar que volverán los buenos y la coherencia. Todo, bajo el fuego de Nervión.