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Primera | Barcelona 3 - Betis 2

Las dos caras del Barcelona

El Barcelona se fue al descanso con el partido resuelto y su excesiva relajación a punto estuvo de costarle la victoria. Daudén Ibáñez se comió un escandaloso penalti a Sergio García en la segunda mitad. Eto'o, dos veces, Gudjohnsen, Monzón y José Mari anotaron los tantos.

Las dos caras del Barcelona
Reuters

Ha costado pero al fin el Camp Nou ha visto ganar al Barcelona de Guardiola en Liga. Más allá de los tres puntos, el encuentro ante el Betis fue un compendio de las virtudes y defectos del conjunto azulgrana. Con un gran Iniesta y un Eto'o demoledor, el Barça enamoró a su afición en la primera mitad con un juego que recordó al de la mejor época de Rijkaard. Durante esos minutos fue simplemente imparable, y lo hubiera sido fuera cual fuera el rival que hubiera estado en frente. Pero ese mismo equipo, capaz de tal exhibición, se transformó en la segunda mitad en un grupo indolente, carente de nervio y víctima del descontrol defensivo. Dos caras para un mismo Barcelona que a pesar de todo contentó a su público, un público que preferirá soñar esta noche con una primera parte de fábula.

El Barcelona comenzó a seducir a los suyos desde el saque inicial. El conjunto local, tras la bacanal de Gijón, es otro, se nota a la legua, no tanto por el juego, que ya era bueno antes de esa victoria, sino por su actitud y las sensaciones que desprende. Antes el Barça atacaba siempre, de forma constante, el balón siempre era suyo, pero le faltaba convicción. Era como si a este grupo de jugadores, después de dos años convulsos y la salida de dos de sus mejores jugadores, les faltara creerse que seguían siendo un equipazo. Faltaba el descaro, el atrevimiento y la confianza. Ahora no. Hoy, con sólo acercarse al marco de Casto, daba la sensación de que podía pasar algo.

Y de hecho pasaron muchas cosas. Vimos a un Iniesta convertido en principal canalizador del juego de su equipo durante los primeros veinte minutos. El manchego está intratable. Sus compañeros lo saben y no dudan en buscarle constantemente, y eso que, como siempre, tuvo escasa colaboración de Abidal. En la derecha Messi tardó entrar en juego tanto como Alves en hacer sus primeras apariciones en ataque. El brasileño estaba ante una noche especial, por aquello de su pasado sevillista, y se le vio más enchufado que en otras ocasiones.

El Betis por su parte presentaba un equipo más ofensivo de lo que parecía, con sólo un punta, pero con cuatro centrocampistas de clara vocación ofensiva, entre ellos Emana, una de las sensaciones en el pasado derbi. Los hombres de Chaparro, si lo tenían en mente, desecharon pronto la idea de jugar de igual a igual al Barcelona, no les quedó más remedio con el gran arranque blaugrana, protagonizado sobre todo por Samuel Eto'o. Al camerunés le bastaron 20 minutos para volver a demostrar que los que dudaron de su valor futbolístico se equivocaron de cabo a rabo, y para dejar claro que tras el difícil comienzo de esta temporada está totalmente centrado en lo que ocurre sobre el césped.

El '9' barcelonista alcanzó la nada despreciable cifra de 100 goles en partidos oficiales gracias en parte a su conexión con Leo Messi. Del argentino recibió los dos balones que supondrían los dos tantos que abrirían el marcador, el primero tras una buena acción personal que culminó con un trallazo imparable y el segundo simplemente empujando el balón, en ambas ocasiones ante una floja defensa bética. Tras los tantos el Barcelona se relajó. No había por el momento motivos para forzar la máquina. El Betis ofrecía muy poco a la contra, con un Sergio García desconocido, y para colmo padeció la lesión de Mark González en el minuto 39.

Gudjohnsen, salvador

Todo parecía ir sobre ruedas para el Barcelona, más aún con el cambio de Emana por Damiá. El canterano 'culé' debía ocupar una posición que no era la suya, al igual que Monzón, pero el equipo no se resintió. El Barcelona salió en la segunda mitad extremadamente bajo de revoluciones, falto de la tensión necesaria cuando el marcador parece decidido, algo a lo que ya están acostumbrados en el Camp Nou desde bastante antes de la era Guardiola. Todo esto propició el inesperado despertar el Betis, que dio un primer aviso en una llegada de José Mari. El conjunto local no se dio por aludido, siguió ausente y lo pagó con el empate.

A los 22 minutos de la reanudación el Camp Nou se frotaba los ojos ante lo que estaba ocurriendo. En ese minuto, José Mari superaba con un remate picado a Valdés y ponía las tablas en el marcador. Antes, al cuarto de hora, una falta de Monzón se colaba entre la barrera ante la desesperación y el cabreo de un Valdés que ha encajado al menos un gol en todos los partidos de liga. Demasiado para el Barça. Tras los tantos Guardiola reaccionó dando entrada a Busquets y Gudjohnsen por Keita y Touré. Bojan ya calentaba en la banda pero Pep, una vez más, retrasaba su entrada, que sí se produciría minutos después para remplazar a Eto'o.

No hubo mosqueo, como quedó patente a diez minutos del final, cuando en entrenador y el delantero se fundieron en un abrazo (no demasiado emotivo), para celebrar el tanto de Gudjohnsen que a la postre supuso la primera victoria en casa. El islandés cazó un centro de Alves desde la derecha y tras una parábola inverosímil el balón terminó alojado en el fondo de la portería de Casto.

Al Barcelona le había costado remontar el vuelo. Lo había hecho guiado sobre todo por una gran Messi, al que muchos volverán a criticar de individualistas por algunas jugadas, pero que fue una pesadilla para la zaga verdiblanca y llevó el peso ofensivo de su equipo, moviéndose entre líneas, desbordando y distribuyendo. El juego no era ni de lejos el de la primera mitad pero es que con la mitad de lo ofrecido en ese periodo bastaba para controlar el encuentro de ahí al final.