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Primera | Getafe

Víctor llamó al orden ayer a Licht y a Guerrón

Les reprendió en privado: "Esto no debe repetirse"

<b>SIN DISPUTAS. </b>De izquierda a derecha: Guerrón, Licht, Cortés, Celestini y Albín, ayer en el entrenamiento.
adrián julián

Víctor Muñoz zanjó ayer por la mañana, en el entrenamiento del Getafe, la polémica que surgió el sábado por la noche entre sus jugadores el argentino Lucas Licht y el ecuatoriano Joffre Guerrón, sobre el césped de Montjuïc, antes del Espanyol-Getafe. Víctor se citó con los dos en privado y les avisó de que este tipo de incidentes no se pueden repetir porque, primero, enturbian la imagen del Getafe y, segundo, no es bueno para el vestuario que dos compañeros se piquen así. No habrá ni multa ni sanción para los jugadores. Sólo una advertencia severa.

Y es que Guerrón y Licht se enzarzaron durante el calentamiento previo al partido entre Espanyol y Getafe en los que los dos se jugaban el liderazgo. Los jugadores del Getafe estaban realizando un ejercicio de posesión de balón, habituales en Víctor Muñoz antes de un partido, cuando Lucas Licht le hizo una entrada muy dura a Guerrón en la disputa de un balón que no le sentó nada bien a éste último.

Enfado. El ecuatoriano se enfadó, se revolvió e, incluso, le puso la mano encima al argentino. Licht se fue a por él, enfadado, pero no pasó nada porque llegaron el resto de los jugadores del Getafe y el preparador físico Manuel Lapuente para mediar y separarles. La discusión se terminó ahí y el Getafe se marchó al vestuario.

Una vez dentro, los dos jugadores se pidieron disculpas el uno al otro, se dieron la mano como símbolo de que allí no había pasado nada y, durante el partido ante el Espanyol, no hubo más incidencias.

Los dos se entrenaron ayer con total normalidad y, en la reunión que mantuvo Víctor Muñoz con ellos en privado, quedó claro que lo de Montjuïc está olvidado y no debe repetirse. El entrenador ya advirtió, tras el partido, que "el pique se estudiaría en privado", pero también exculpó a sus jugadores porque esta gresca era más culpa de la tensión ante el partido que de una enemistad entre los dos jugadores. "Es algo que no debería ocurrir, pero se explica porque es un momento de tensión, estás caliente y quieres ganar", esgrimió.