Este Hércules está comprometido con la causa. Quizás no tenga una plantilla para salirse de la tabla y quizás fallos como el que cometió ayer en el primer gol le harán dejarse puntos en el camino. Pero lo que es seguro es que es el grupo con más fe de la categoría. Lo demostró ante el Rayo y lo corroboró ayer ante una Real que estuvo a punto de borrar de un plumazo su leyenda negra en el Rico Pérez. Farinós y Hernández Hernández lo evitaron. El árbitro, pésimo durante todo el partido, señaló un penalti dudoso cometido sobre Abel Aguilar. Y además, para desesperación de todo el cuadro donostiarra, mandó repetir el primer lanzamiento de Farinós que había blocado Bravo.
El Hércules salió espoleado por un ambiente que hacía mucho tiempo que no se vivía en el Rico Pérez. Creó dos jugadas de peligro en el primer minuto pero pronto se le atragantó el 3-4-3 que dispuso Lillo sobre el césped. Y más aún con la traba que suponía no disponer de un delantero centro nato. Los talentosos Tuni, Tote, Morán y Sendoa (también Sales en la segunda parte) desequilibraban como siempre pero esta vez no existía un punto de mira al que apuntar cuando uno o dos rivales habían quedado en el camino.
Y entre que el Hércules se encontraba a sí mismo y la Real sobaba el balón siempre que podía, llegó el 0-1. Fue a balón parado. El Hércules bebió de su propia medicina. Si otras veces, la estrategia le había dado puntos al equipo blanquiazul, ayer fue Labaka el que pescó en la indecisión de la defensa zonal de Mandiá.
No se esperaba el golpe el once alicantino. Así, el Hércules tuvo que reinventarse a sí mismo y encomendó la labor a Tuni, que seguía creciendo por su banda. Hasta tres ocasiones tuvo el de Sóller, en la primera mitad, para batir a Bravo. Pero el chileno se agigantó y puso el broche con un paradón que vio todo el estadio menos el colegiado, que dio saque de puerta.
Igualada. La segunda mitad comenzó con un disparo ajustado de Díaz de Cerio. Fue lo único que hizo la Real, aparte de defender, hasta el final del partido. El monólogo blanquiazul se acentuó y con la entrada de Sales y de Rubén el empate era cuestión de tiempo. Llegó tras un penalti light que Farinós transformó a la segunda. La última la tuvo Tote que pudo volcar el Rico Pérez pero Bravo volvió a sellar su meta.
El detalle: colas antes del partido
Minutos antes del partido, se formaron colas en las taquillas para comprar entradas. Hacía tiempo que el Rico Pérez no registraba tan buen ambiente.