Primera | Valencia 1 - Osasuna 0
Matador y liderato
El Valencia ya es primero aunque le costó abrir la lata
Juan Mata es un jugador especial. Lo venimos diciendo hace tiempo y el chaval se empeña en darnos la razón. Que si es el Rooney del Valencia, que si tiene el gesto de Solskjaer... lo que tiene es el don del gol, que no es poco. No es efectista, es efectivo, un deportista que en el milimetrado fútbol americano sería cotizadísimo porque al repasar sus acciones positivas, sus estadísticas, siempre aporta y está en los momentos clave. Ayer, dos: primero expulsó a Azpilicueta (riguroso), lo que abrió el partido. Luego, marcó el 1-0 minutos después de rematar al poste. Efectividad alemana, talento asturiano para colocar al Valencia líder.
Con su cara de no haber roto nunca un plato, Mata tiró por tierra 83 minutos de faena defensiva de Osasuna, su único objetivo ayer pues los rojillos se plantaron en Mestalla con la idea de empatar a nada y su racanería tuvo justo castigo. Eso sí, durante una hora anuló al Valencia y sembró de nervios la grada local pero no pudo aguantar el arreón final. Sólo un par de zarpazos hicieron pensar que los navarros se atrevían a atacar, pero a Ziganda le debió parecer suficiente con dos remates fuera porque los suyos no volvieron a inquietar a Renan, que ha tenido dos partidos muy plácidos en Mestalla en los que sólo le hemos visto celebrar los goles con pasión.
El partido empezó a ganarse por la mañana, cuando Villa convenció a todos de que estaba para jugar. Fue de la partida y se hizo notar, acaparando todo el protagonismo, a veces demasiado, en el ataque. En una de esas que se dio cuenta de que el fútbol es algo colectivo, dio una asistencia y fue gol. No fue suyo, pero sí de su equipo y eso le debe complacer. Por cierto, Mata, Villa y Angulo (ya es el cuarto valencianista con más partidos) deben hacer mirar más hacia Asturias al Valencia, pues desde allí sólo han llegado buenas noticias para la entidad. Puestos a ahondar en esa tendencia, lástima que en su día se les escapara Cazorla.
Más cosas, el juego desplegado. La primera parte fue un tostón infame, lo que traducido al lenguaje de Emery supuso decir que era un encuentro para tener paciencia. Vale, aceptamos barco porque la tarde terminó en sonrisa y liderato, pero realmente los suyos no supieron como entrar, no aprovecharon las bandas y, por el centro, Edu y Fernandes, nada de nada. Señales preocupantes sepultadas por el 1-0 final, pero que se deben solucionar porque ante rivales de más enjundia hubieran costado caro.
No fue así, se mantuvo el empate y los blanquinegros fueron amasando la victoria, aceleraron a empujones de Joaquín y Mata y terminaron tumbando el muro, no con contundencia sino haciendo mella. Primero la expulsión, luego el palo, más tarde el gol. 1-0, Mata y liderato.