El JaviMurcia, en la UVI

El Murcia sigue enfermo. Le sigue faltando fútbol. Tampoco tiene esa rabia con la que, en muchas ocasiones, escuadras con el mismo diagnóstico sacan los partidos adelante y por eso, y también porque Las Palmas (que en global del juego fue mejor) no estuvo fina en los últimos metros, por eso sólo tiene un mísero punto transcurridas ya cuatro fechas del calendario. Y claro, la grada terminó abucheando a los suyos y despidiendo al muñidor y máximo responsable de este equipo, Javier Clemente, con una sonora pitada que suena casi a despedida. O como mínimo, y salvo cambio radical, a final cordial de una relación que empezó haciendo gracia y que ahora maldita la que tiene con el equipo atascado en el fondo y en puestos de descenso de categoría. Un lugar de hiel que, seguro, no pisará en todo el año el cuadro canario que agarrado en un soberbio Santamaría, cimentado en su buen cuarteto defensivo y con tipos tan solventes como los Darino, Jorge, Márquez, Pablo y compañía regaló momentos de buen fútbol en NC... y eso a pesar del cambio de esquema (más reservón) con el que saltaron al campo los pío pío.

El choque lo empezó a ganar en la pizarra el preparador visitante. Mientras los amarillos salían afinados, los grana se mostraban inseguros. Hasta incómodos con un dibujo que o no se les explicó bien o no supieron interpretarlo. En el Murcia las bandas no existieron. Núñez (¡todo el partido como lateral!) y Capdevila apenas aparecían. En el centro Guerreiro pasaba inadvertido. La defensa vivía un particular vía crucis cada vez que se estiraba el rival... Sólo DIaliba y un poco del pundonor de Iván. Muy poco. Nada. Para cuando Marcos Márquez y Nauzet ya habían avisado, el JaviMurcia sólo ofertaba un fútbol vulgar y ramplón. Sin elaboración alguna, sin estrategia, sin chispa, sin nada. Sólo en el rush final del primer periodo apareció ese Murcia prometido. Ese que se iba a pasear en Segunda. Dialiba centró e Iván remató pero ahí estaba un Santamaría que va para porterazo y que acto seguido resolvió bien un centro envenenado de Capdevila.

Nada más salir de la caseta, Marcos Márquez llevó la congoja a la grada con una vaselina que se fue por muy poco con Elía superado. Tras ese lance los visitantes se tiraron para atrás y el Murcia empezó a llevar el peso. Y claro, para ambos ese escenario es raro. Para el Murcia porque no sabe qué hacer con el bal para Las Palmas porque lo necesita como el aire. El partido estaba para el que hiciera el primer gol. Iván Alonso cabeceó al larguero y luego, casi al final, Pablo Sánchez disparó al palo. En ese momento el público inició el desfile. A darse cuenta de que el JaviMurcia no da más de sí y que el año puede ser durísimo. Justo lo contrario que para una buena Unión Deportiva.